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Voto de Manospondylus:
5
6,6
37
30 de agosto de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Podría haber titulado esta reseña con una parrafada rimbombante al estilo de aquella que escribí en la de Shōjo Kakumei Utena. Algo así como "Lirios y rifles, osos y princesas, cajones y amor, muros y tribunales, extinción y, por supuesto, sexo". Pero creo que estas siglas resumen mucho mejor este anime, porque mientras se visiona es imposible no preguntarse continuamente qué c*** es esto.
La mención a Utena no es arbitraria, pues las similitudes entre aquel anime y este son evidentes, lo que no es de extrañar teniendo en cuenta que Yurikuma Arashi es obra de Kunihiko Ikuhara, conocido por ser el director y guionista de la serie de TV de Utena (cierto que hay un manga de Chiho Saitō, pero Ikuhara transformó esa idea en algo mucho más complejo y maduro) y, posteriormente, de la película Adolescence of Utena (llevada al manga por Saitō, cerrando así ese peculiar círculo). Ambas series relatan sendas historias con toques románticos que se desarrollan en un ambiente escolar y que esconden algo mucho más grave, con unos trasfondos repletos de peligros, traumas y sexo (y traumas relacionados con el sexo), y personajes que tienen que romper con los modelos sociales que les imponen; y comparten algunos elementos estéticos y narrativos.
Tras Utena, Ikuhara volvió a la carga con la extraña Mawaru Penguindrum, intentando repetir esa fórmula de mostrar una historia ligera con elementos surrealistas, y sugerir un trasfondo más oscuro y sórdido, aderezado con sexo; eso sí, sin el mismo éxito ni la misma repercusión. Con Yurikuma Arashi, Ikuhara dice adiós a las sutilezas y da otro disparatado paso adelante, metiéndose en un anime abiertamente yuri, con un contenido sexual mucho más explícito, cargado de simbolismo y delirantemente loco (tanto que a veces parece una suerte de Bobobo ecchi).
El argumento es de lo más extravagante: el pequeño planeta Kumalia hace explosión y sus fragmentos caen sobre la Tierra como una lluvia de meteoritos. Desde ese cataclismo, los osos comienzan a comportarse de forma agresiva y a devorar humanos*(1). La gente (mujeres) se refugia en las ciudades tras el Muro de la Extinción, pero algunos osos logran traspasarlo adoptando una forma humana. Cuando la "amiga" de Kureha desaparece, ésta descubre que hay algunas osas infiltradas en la academia, pero ignora que una de esas osas tiene algo pendiente con ella y la está buscando.
Si la sinopsis ya suena disparatada, no es nada al lado de lo que nos espera. En primer lugar, con Ikuhara de por medio, no todo es lo que parece y hay una enorme cantidad de símbolos y metáforas por todas partes que, sin embargo, no dificultan el seguimiento de la historia, porque es muy sencilla (son sólo 12 episodios); y sorprendentemente el mensaje es bastante obvio.
Además de un argumento más simple, la simbología es o muy evidente o aún más críptica que la de Utena (tanto que puede ser indescifrable o admitir muchas interpretaciones). Ejemplo de lo primero son las flores: si en Utena había rosas por todas partes, aquí son los lirios, presentes en un jardín (análogo al jardín de rosas de Anthy), en murales dignos de Escher o representados con el símbolo heráldico de la flor de lis, emblema de los Borbones (quien haya visto Mawaru Penguindrum seguro que recuerda la mención aleatoria a dicha casa real). El motivo no es otro que la palabra japonesa para lirio, yuri, designa al manga y anime que muestra relaciones homosexuales entre mujeres y que aquí supone un juego de palabras tan sencillo como parece. Conviene apuntar que la utilización de la palabra "amiga" (tomodachi) parece una crítica o incluso una burla hacia las series en las que aparecen relaciones homosexuales escondidas o disfrazadas de amistad, empezando por la propia Shōjo Kakumei Utena*(2).
En general, Yurikuma Arashi parece una crítica al queerbating y al manganime yuri más bobo y vacío, pero acaba asemejándose demasiado a este tipo de series, lo que la hace parecer estúpida aún cuando el tono es satírico. También hay determinadas cosas sobrantes o que no terminan de encajar, como la infantilizada relación "amorosa" semincestuosa que a estas alturas a nadie sorprenderá*(3), aunque en este caso se trata de algo más inocente y asexual, muy alejado de las que aparecieron en Utena.
Más importante es el asunto entre osos y humanos. No se explica el por qué de esta división en dos especies, ni por qué demonios todos los humanos son mujeres. Nunca se aclara cómo se perpetúa una sociedad compuesta exclusivamente por hembras y aunque no debería importar porque se supone que es algo simbólico, al final no se entiende bien qué es lo que simboliza*(4). Como tampoco queda claro qué son en realidad esos "osos", es decir, qué representan. Debemos suponer que osos y mujeres son simplemente dos grupos (humanos) enfrentados, siendo los osos una sociedad ajena, más individualista y libre, y menos rígida. Por supuesto, la guerra entre humanos y osos no impide un romance (casi parece zoofilia, pero quiero creer que no va por ahí la cosa), comparable a la Bella y la Bestia, aunque personalmente me recuerda demasiado a la primera parte de Shrek.
El apartado audiovisual es quizá lo más llamativo de esta serie. El dibujo es agradable, con unos escenarios en los que se aprecia el característico estilo visual de Ikuhara. La estética está próxima a la de Utena, salvo en el diseño de personajes. Buena parte de la historia se desarrolla en una academia que puede recordar a la de Ohtori y, mientras el entorno recuerda al de dicha serie, los clores son, en general, más próximos a los de la película. Los interiores, de evidente inspiración en el cine giallo, están en la línea de los de Mawaru Penguindrum, así como algunos detalles.
Por otra parte, el diseño de personajes, aunque correcto, se queda bastante por detrás. En primer lugar están los osos. Nada de úrsidos fieros y enormes: los osos parecen unos ositos de peluche, estilo ewok, entre lo kawaii y lo espeluznante.
(Continúa sin spoilers)
La mención a Utena no es arbitraria, pues las similitudes entre aquel anime y este son evidentes, lo que no es de extrañar teniendo en cuenta que Yurikuma Arashi es obra de Kunihiko Ikuhara, conocido por ser el director y guionista de la serie de TV de Utena (cierto que hay un manga de Chiho Saitō, pero Ikuhara transformó esa idea en algo mucho más complejo y maduro) y, posteriormente, de la película Adolescence of Utena (llevada al manga por Saitō, cerrando así ese peculiar círculo). Ambas series relatan sendas historias con toques románticos que se desarrollan en un ambiente escolar y que esconden algo mucho más grave, con unos trasfondos repletos de peligros, traumas y sexo (y traumas relacionados con el sexo), y personajes que tienen que romper con los modelos sociales que les imponen; y comparten algunos elementos estéticos y narrativos.
Tras Utena, Ikuhara volvió a la carga con la extraña Mawaru Penguindrum, intentando repetir esa fórmula de mostrar una historia ligera con elementos surrealistas, y sugerir un trasfondo más oscuro y sórdido, aderezado con sexo; eso sí, sin el mismo éxito ni la misma repercusión. Con Yurikuma Arashi, Ikuhara dice adiós a las sutilezas y da otro disparatado paso adelante, metiéndose en un anime abiertamente yuri, con un contenido sexual mucho más explícito, cargado de simbolismo y delirantemente loco (tanto que a veces parece una suerte de Bobobo ecchi).
El argumento es de lo más extravagante: el pequeño planeta Kumalia hace explosión y sus fragmentos caen sobre la Tierra como una lluvia de meteoritos. Desde ese cataclismo, los osos comienzan a comportarse de forma agresiva y a devorar humanos*(1). La gente (mujeres) se refugia en las ciudades tras el Muro de la Extinción, pero algunos osos logran traspasarlo adoptando una forma humana. Cuando la "amiga" de Kureha desaparece, ésta descubre que hay algunas osas infiltradas en la academia, pero ignora que una de esas osas tiene algo pendiente con ella y la está buscando.
Si la sinopsis ya suena disparatada, no es nada al lado de lo que nos espera. En primer lugar, con Ikuhara de por medio, no todo es lo que parece y hay una enorme cantidad de símbolos y metáforas por todas partes que, sin embargo, no dificultan el seguimiento de la historia, porque es muy sencilla (son sólo 12 episodios); y sorprendentemente el mensaje es bastante obvio.
Además de un argumento más simple, la simbología es o muy evidente o aún más críptica que la de Utena (tanto que puede ser indescifrable o admitir muchas interpretaciones). Ejemplo de lo primero son las flores: si en Utena había rosas por todas partes, aquí son los lirios, presentes en un jardín (análogo al jardín de rosas de Anthy), en murales dignos de Escher o representados con el símbolo heráldico de la flor de lis, emblema de los Borbones (quien haya visto Mawaru Penguindrum seguro que recuerda la mención aleatoria a dicha casa real). El motivo no es otro que la palabra japonesa para lirio, yuri, designa al manga y anime que muestra relaciones homosexuales entre mujeres y que aquí supone un juego de palabras tan sencillo como parece. Conviene apuntar que la utilización de la palabra "amiga" (tomodachi) parece una crítica o incluso una burla hacia las series en las que aparecen relaciones homosexuales escondidas o disfrazadas de amistad, empezando por la propia Shōjo Kakumei Utena*(2).
En general, Yurikuma Arashi parece una crítica al queerbating y al manganime yuri más bobo y vacío, pero acaba asemejándose demasiado a este tipo de series, lo que la hace parecer estúpida aún cuando el tono es satírico. También hay determinadas cosas sobrantes o que no terminan de encajar, como la infantilizada relación "amorosa" semincestuosa que a estas alturas a nadie sorprenderá*(3), aunque en este caso se trata de algo más inocente y asexual, muy alejado de las que aparecieron en Utena.
Más importante es el asunto entre osos y humanos. No se explica el por qué de esta división en dos especies, ni por qué demonios todos los humanos son mujeres. Nunca se aclara cómo se perpetúa una sociedad compuesta exclusivamente por hembras y aunque no debería importar porque se supone que es algo simbólico, al final no se entiende bien qué es lo que simboliza*(4). Como tampoco queda claro qué son en realidad esos "osos", es decir, qué representan. Debemos suponer que osos y mujeres son simplemente dos grupos (humanos) enfrentados, siendo los osos una sociedad ajena, más individualista y libre, y menos rígida. Por supuesto, la guerra entre humanos y osos no impide un romance (casi parece zoofilia, pero quiero creer que no va por ahí la cosa), comparable a la Bella y la Bestia, aunque personalmente me recuerda demasiado a la primera parte de Shrek.
El apartado audiovisual es quizá lo más llamativo de esta serie. El dibujo es agradable, con unos escenarios en los que se aprecia el característico estilo visual de Ikuhara. La estética está próxima a la de Utena, salvo en el diseño de personajes. Buena parte de la historia se desarrolla en una academia que puede recordar a la de Ohtori y, mientras el entorno recuerda al de dicha serie, los clores son, en general, más próximos a los de la película. Los interiores, de evidente inspiración en el cine giallo, están en la línea de los de Mawaru Penguindrum, así como algunos detalles.
Por otra parte, el diseño de personajes, aunque correcto, se queda bastante por detrás. En primer lugar están los osos. Nada de úrsidos fieros y enormes: los osos parecen unos ositos de peluche, estilo ewok, entre lo kawaii y lo espeluznante.
(Continúa sin spoilers)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Las chicas (porque casi todos los personajes son chicas jóvenes) están diseñadas acorde al estilo moe, pero tan exagerando al intentar hacerlas monísimas y adorables, que resultan poco expresivas e incluso inquietantes (culpa de los ojos).
Banda sonora variada en cuanto a melodías, ritmos e instrumentos, y no tanto respecto a voces que son todas femeninas (no podía ser de otro modo). Hay una treintena de temas que van desde lo sinfónico a la música electrónica, pero pocos llaman la atención. El único tema destacable es el de "Suki no Uta" ("Canción del Amor"), que se repite mucho (pero mucho) y aparece completo en la pieza "Suki no Kioku"; cuya genial melodía no es otra que la del "Ave María" de Bach-Gounod.
El opening es de lo más apropiado, con una canción "Ano Mori de Matteru" casi susurrada (al estilo de la de Mawaru Penguindrum), y unas imágenes que mezclan sensualidad y surrealismo, resultando algo tan sugerente como ridículo.
En conclusión, como anime de Ikuhara merece le pena echarle un ojo, pues es uno de los proyectos más personales y distintivos del director nipón, pero hay que tener en cuenta que no está al nivel de Utena y es muchísimo menos rompedora de lo que ésta fue en su día. Utena, aún con sus errores, sigue siendo algo único e irrepetible (o eso parece): es una de las series más originales que se han hecho, con un puñado de momentos insuperables y un impactante final que roza la perfección. Yurikuma Arashi, por otro lado, pretende seguir ese camino y se pierde entre tanta tontería y cae en un mensaje que, aunque positivo, es obvio y repetitivo. Como Utena, pretende ser una serie absurda con un trasfondo serio, pero es demasiado absurda como para ser tomada en serio. También parece que Ikuhara se deja llevar demasiado por sus propias fantasías y su crítica se convierte por momentos en aquello que está criticando. Definitivamente, pese a repetir homosexualidad, flores y simbolismo loco, Yurikuma Arashi no tiene la trascendencia de su hermana mayor.
Aspectos positivos: Apartado visual muy cuidado y agradable (salvo detalles en el diseño de personajes). Parte de la simbología. Opening pertinente y acertado. Canto al amor y a la tolerancia (mensaje siempre bienvenido), y contrario a las imposiciones socioculturales y los prejuicios.
Aspectos negativos: El mensaje principal es un tanto simple y redundante. Sobran asuntos escabrosos como la relación semincestuosa y no termina de funcionar la dicotomía osos-humanos. La forma de contar la historia se pasa de absurda, por lo que cuesta tomarla en serio.
Puntuación: 5
Notas:
1- Puede sonar raro ya que los osos rara vez atacan a los seres humanos, pero, como la historia transcurre en Japón, difícilmente podía haberse empleado otro animal que pudiera comerse a una persona. Además, esta idea está vagamente inspirada en la historia real de un oso salvaje que mató a 7 personas en Hokkaidō, en 1915.
2- Según avanzaba aquella serie, la relación entre Anthy y Utena adquiría (como casi todo en ese anime) ciertas connotaciones románticas y sexuales, pero como no se llegó a mostrar de forma explícita (veinte años después aún hay quien niega lo evidente), Ikuhara llevó a cabo la película para poner fin a las ambigüedades, presentando abiertamente y con perfecta naturalidad una relación entre dos personas del mismo sexo sin colgarles (y no creo que hiciera falta) ninguna etiqueta (lo que ha motivado un improductivo debate sobre si son homosexuales, bisexuales o pansexuales), pues las acciones de los personajes hablan por sí solas. Sin embargo, en ambos casos, Utena sólo utiliza la palabra "amiga".
3- Desde Utena, lo de incluir incesto de alguna forma es una constante en las obras de Ikuhara.
4- El que todos los humanos sean mujeres resulta contraproducente en el mensaje, al mostrar una sociedad tan opresiva y cargada de prejuicios. Se supone que es una parodia de las schoolgirl lesbians y una crítica al queerbating, pero termina pareciendo simple fanservice.
Banda sonora variada en cuanto a melodías, ritmos e instrumentos, y no tanto respecto a voces que son todas femeninas (no podía ser de otro modo). Hay una treintena de temas que van desde lo sinfónico a la música electrónica, pero pocos llaman la atención. El único tema destacable es el de "Suki no Uta" ("Canción del Amor"), que se repite mucho (pero mucho) y aparece completo en la pieza "Suki no Kioku"; cuya genial melodía no es otra que la del "Ave María" de Bach-Gounod.
El opening es de lo más apropiado, con una canción "Ano Mori de Matteru" casi susurrada (al estilo de la de Mawaru Penguindrum), y unas imágenes que mezclan sensualidad y surrealismo, resultando algo tan sugerente como ridículo.
En conclusión, como anime de Ikuhara merece le pena echarle un ojo, pues es uno de los proyectos más personales y distintivos del director nipón, pero hay que tener en cuenta que no está al nivel de Utena y es muchísimo menos rompedora de lo que ésta fue en su día. Utena, aún con sus errores, sigue siendo algo único e irrepetible (o eso parece): es una de las series más originales que se han hecho, con un puñado de momentos insuperables y un impactante final que roza la perfección. Yurikuma Arashi, por otro lado, pretende seguir ese camino y se pierde entre tanta tontería y cae en un mensaje que, aunque positivo, es obvio y repetitivo. Como Utena, pretende ser una serie absurda con un trasfondo serio, pero es demasiado absurda como para ser tomada en serio. También parece que Ikuhara se deja llevar demasiado por sus propias fantasías y su crítica se convierte por momentos en aquello que está criticando. Definitivamente, pese a repetir homosexualidad, flores y simbolismo loco, Yurikuma Arashi no tiene la trascendencia de su hermana mayor.
Aspectos positivos: Apartado visual muy cuidado y agradable (salvo detalles en el diseño de personajes). Parte de la simbología. Opening pertinente y acertado. Canto al amor y a la tolerancia (mensaje siempre bienvenido), y contrario a las imposiciones socioculturales y los prejuicios.
Aspectos negativos: El mensaje principal es un tanto simple y redundante. Sobran asuntos escabrosos como la relación semincestuosa y no termina de funcionar la dicotomía osos-humanos. La forma de contar la historia se pasa de absurda, por lo que cuesta tomarla en serio.
Puntuación: 5
Notas:
1- Puede sonar raro ya que los osos rara vez atacan a los seres humanos, pero, como la historia transcurre en Japón, difícilmente podía haberse empleado otro animal que pudiera comerse a una persona. Además, esta idea está vagamente inspirada en la historia real de un oso salvaje que mató a 7 personas en Hokkaidō, en 1915.
2- Según avanzaba aquella serie, la relación entre Anthy y Utena adquiría (como casi todo en ese anime) ciertas connotaciones románticas y sexuales, pero como no se llegó a mostrar de forma explícita (veinte años después aún hay quien niega lo evidente), Ikuhara llevó a cabo la película para poner fin a las ambigüedades, presentando abiertamente y con perfecta naturalidad una relación entre dos personas del mismo sexo sin colgarles (y no creo que hiciera falta) ninguna etiqueta (lo que ha motivado un improductivo debate sobre si son homosexuales, bisexuales o pansexuales), pues las acciones de los personajes hablan por sí solas. Sin embargo, en ambos casos, Utena sólo utiliza la palabra "amiga".
3- Desde Utena, lo de incluir incesto de alguna forma es una constante en las obras de Ikuhara.
4- El que todos los humanos sean mujeres resulta contraproducente en el mensaje, al mostrar una sociedad tan opresiva y cargada de prejuicios. Se supone que es una parodia de las schoolgirl lesbians y una crítica al queerbating, pero termina pareciendo simple fanservice.