Con todos los elementos del Polar francés pero sin ser un polar francés al uso. Personajes y temática encajan en el género, fotografía así como ambiente en el que se desarrolla la historia. Pero aquí tendremos un final muy distinto al que nos acostumbra el noir francés.

"Lucky", interpretada por Nadja Tiller, es una joven alemana que por azares del destino acaba en un club de jazz. Su sueño es ser cantante pero la realidad es que ejerce de prostituta y está enganchada a las drogas. El asesinato de Simoni hace que entre en escena Valois.

Mientras se va desarrollando la trama hasta llegar a la mitad de la película es cierto que la película baja enteros. Se establece la relación entre Valois y Lucky. Del primer escarceo amoroso, la discusión.

Se establecerá un vínculo de amantes y a la vez una relación paterno-filial de protección hacia Lucky, queriendola sacar de ese submundo de autodestrucción. Valois habla de llevarla a su casa de los suburbios (donde el pecado no existe) que sería ese lugar apartado donde Lucky no se puede hacer daño.

Desde un primer momento se nos muestra a Lucky como víctima pero también como participe de su autodestrucción sin llegar a recrearse en su desdicha Valois ejerce como consejero y a la vez protector.

Muy buena la escena en la que Valois interroga a la farmacéutica por dentro de su local mientras ella rehúye de sus preguntas. Nos da una pista de por donde irán los tiros posteriormente.

Destacar dos cosas más: la música y la fotografía de Louis Page responsable tambien de entre otras de 'El comisario Maigret'.