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España España · Zaragoza
Voto de Paco Ortega:
5
Drama La celebrada pianista Sandra Kovak (Mary Astor) descubre que no está realmente casada con el aviador Peter van Allen, así que cuando este se casa con Maggie Patterson, ella decide utilizar un poderoso recurso para recuperarlo, cosa que también pretende conseguir Maggie. (FILMAFFINITY)
25 de enero de 2009
14 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
No me cabe duda de que la novela de Polan Banks que inspira el guión de Leonore J. Coffe será excelente, pero la historia que aquí se nos cuenta es un pequeño desastre. Culparemos, pues, al sospechoso guión, que inspira todo lo bueno y lo malo que ocurre en ella.

El argumento es un disparate. La película dura una hora y cuarenta y dos minutos, y lo mismo se podría contar en una hora o en seis días. Los minutos transcurren y el trío que la protagoniza ya mostró sus cartas y la manera cómo piensa jugarlas. Entre ellos existe un nexo que ya nos fue presentado a los diez minutos, y que no evoluciona sustancialmente: dos luchan por una misma cosa. Al final, una de las dos cede. Punto.

Naturalmente los actores hacen bien lo que hacen, es decir, lo que pueden. Bette Davis dibuja un personaje sin demasiado interés aparente. George Brent pasea su físico y su inexpresividad de siempre, y de la mitad para atrás aparece con canas como gran novedad y sorpresa. La única que parece tomarse la cosa en serio es Mary Astor. Esa seriedad le hizo merecedora nada menos que al Oscar a mejor actriz secundaria. Edming Goulding, el director de “Gran Hotel” (1932), y posteriormente de “El filo de la navaja” (1942), realiza aquí un trabajo tan correcto como impersonal.

La música es buena. ¿Cómo no iba a serlo si la firma ese diamante que compone y adapta maravillosamente y que se llama Max Steiner?. Y todo lo demás también: la fotografía especialmente. La Warner asegura un nivel de calidad formal. Es como una excelente pastelería a la que le ha salido una breva un poco rancia.

Pero todo para contar una historia insulsa y previsible. De un dramatismo para esos espectadores que le dan un cheque en blanco a las películas que tratan de supuestos problemas reales, como por ejemplo la maternidad, la identidad de los padres, etc.

Se puede ver una vez, sí, pero con un generoso espíritu de cinéfilo interesado. Dos ya sería una insufrible tortura hasta para este señor tan benevolente.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Paco Ortega
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