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España España · Cines Astoria Alicante
Voto de Bloomsday:
5
Drama. Western El coronel Jim Brewton (Spencer Tracy) es un hombre que dirige sus prósperas propiedades de Nuevo México con mano de hierro. En cambio, su reciente matrimonio con Lutie Cameron (Katharine Hepburn) resulta un completo fracaso. (FILMAFFINITY)
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Un aclamado melodrama de la Metro. (FILMAFFINITY)
16 de junio de 2009
34 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
Maniatado ya desde la imposición del estudio a la hora de emplear material de archivo en lugar de localizaciones reales, la película se separó de las pretensiones de Elia Kazan, ajustándose al protocolo de la MGM en aspectos como la obligación de trabajar para lucimiento de la pareja protagonista, la casi imposición de vestuario, guion, decorados o las transparencias de archivo ya mencionadas. Detalles, todos, que contravenían el propósito del realizador de conseguir una película donde el romanticismo de la novela original –tema que le encantaba– no impidiera cierta autenticidad y realismo de colonos y pastos.

Muy al contrario, hubo de conformarse con dar el visto bueno a una película de parvo carácter fordiano en su introducción –luego se diluye tal tono– tremendamente plúmbea en su desarrollo, y con adaptar sus pretensiones estéticas a, pese todo, dos enormes protagonistas que se miran a los ojos con el fuego punzante de un romanticismo y un drama de composición clásica. Y eso está bien, que conste. Lo que pasa es que el director, quejándose amargamente en consecuencia, no tuvo demasiado que ver en el efecto de los ojos de ella posados en los de él.

Y es que Kazan y la dupla Tracy-Hepburn merecen comentario aparte. Algo así como meter a Nelson Mandela en una convención afrikáner en el año 65. Él en Marte y ellos en Plutón –de cuando Plutón era algo–. Y no solo eso, la cuestión es que ni se entendían ni, probablemente, tuvieran maldita intención de hacerlo.

En fin, película de realización y resultados planos en manos de un Kazan consciente de que su implicación en el proyecto no iba más allá de hacer méritos. Quizás era ésta una historia más para el juego de estilos invisibles, suposiciones y carismas de un Howard Hawks, por ejemplo, y no tanto para el cine hiperbólico de motivaciones, "métodos" y personajes, no situaciones, que interesaba a Kazan.

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"Mi nombre es John Ford, hago westerns". John Ford.
Bloomsday
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