Aunque de entrada pareciera no coger para ningún lado; Esta obra es una rareza de aquellas que te dejan innegablemente desconcertado pero con cierta indescriptible satisfacción. Son varias las razones, en primer lugar mencionaría la curiosa decisión de desplazar el foco de atención del asesino a la vulgar comunidad en donde se suceden los hechos (los asesinatos y toda la paranoia desencadenada); de inmediato el film toma un cariz de análisis social bastante llamativo, en donde el temor al asesino hace perfectamente comprensible la motivación de cada personaje a la vez que en conjunto se logra una deliciosa descripción de la psique social de un grupo cuyos comportamientos oscilan – con cierto humor – entre el absurdo y la más desvergonzada autoindulgencia. Y las actuaciones! Puro derroche de talento y carácter; especialmente del mejor “performer” que ha parido ésta tierra, Jhon Leguízamo; parece que se hubiera devuelto a los mismísimos setentas, la potencia tanto de su lenguaje corporal como del verbal y su desempeño histriónico rebasan por mucho la de sus compañeros de plató y lo responsabilizan por casi todo el metraje, empero; también es destacable la participación de Adrien Brody (el porno-punk), Jennifer Esposito (la prosti-guapota) expresando su correspondiente transformación sin ningún problema, incluso el mismo Spike Lee, demuestra competencia en su modesto rol.

La película narra vicisitudes allá por el final de los setentas y en verdad parece que presenciáramos a través de una ventana las peculiares situaciones de ese entonces, la creación de atmósfera es impresionante, rebosante de textura de la decada, auténtica como sus personajes y embonada brillantemente con ese enrarecido tono manifiesto en toda la película.

“Summer of Sam” será difícil de encontrar; sobre todo considerando la multiplicidad de títulos con que fue rebautizada en el mercado latino, pero es innegable su valía, salgo ya mismo a comprarla!