"El sabor del odio" no es una de las peores piezas que conforman la historia del western hispano-italiano puesto que a una historia convencional sobre un joven que piensa vengarse de los asesinos de su familia se le aplicó un tratamiento sobrio y de una calculada frialdad que queda bien reproducido en la estupenda interpretación de Peter Lee Lawrence que consigue dominar del todo la gama de matices que presenta su personaje. Junto a la sobriedad que el personaje demuestra al llevar a cabo su venganza también tiene en alguna de las escenas que comparte junto a la actriz Gloria Osuna un cierto sentido del humor y todo se amalgama convincentemente. Lenzi consigue dotar a la cinta de una personalidad propia mediante un buen uso de la música incidental y ambiental y filma el argumento con cierta inspiración. Sin embargo hay escenas sobrantes que entorpecen el desarrollo y el film en su conjunto no es demasiado estimulante. Además en algunos momentos le hubiese convenido un tono distinto al que se impuso desde el primer momento en el guión aunque el resultado global sea irregular. El film consigue personalizar los tópicos más habituales del western cuando se habla de venganzas. Es un producto que tiene altibajos y cuyo resultado es desigual pero interesante. La ambientación está plenamente ajustada a las exigencias del relato y revela una cierta independencia estética aunque sea partiendo de unos moldes ya bien establecidos entonces en el género.