Me quedaré con las preciosas pinceladas del almuecín llamando a la oración desde la Gran mezquita de Estambul -“La Ciudad”-, la fotografía en primer plano de los sugerentes senos como fuente del primer alimento y los repetitivos chascarrillos un tanto a destiempo ( "abuelos brújula", bofetadas clownicas, etc ).

Cuestiones que chirrían: la replica y duplicidad de ciertas situaciones y mensajes en los dos tiempos de la película se hacen demasiado evidentes. Nos lo presentan muy masticado, muy blando. La fracasada historia amorosa entre los personajes es un tanto culebrónica y cutrecilla. Hasta aparece un oficial militar de por medio... Curiosa e idealizada creación de la trayectoria profesional del protagonista: prestigioso astrofísico a los 40 después de ser cocinero vocacional a los veintitantos. Al principio siendo niño le gustaba ver bailar, se hará coreógrafo de "Mira quien baila " cumplidos los 60 tacos cuando hagan la segunda parte???.

No aplaudiría ninguna caracterización, ni tampoco la música, ni el desarrollo del argumento, ni el fondo del guión, pero bueno es una cariñosa película griega que algo destaca entre, últimamente, tanto cine apestosamente comercial.