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España España · Badajoz
Voto de Weis:
8
Drama Buenos Aires, 1983. En los últimos años de la dictadura militar argentina, una acomodada profesora de historia comienza a tomar conciencia de lo ocurrido en ese periodo. Sus sospechas sobre los oscuros asuntos de su marido y una Abuela de Plaza de Mayo que busca a su nieta son los motivos que la llevan a replantearse "la historia oficial". (FILMAFFINITY)
5 de febrero de 2013
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine argentino lleva demostrando en los últimos treinta años que su mayor atributo distintivo reside en su capacidad de comunicación verbal y, más concretamente, en las ideas que ese conjunto de enunciaciones conlleva. Ideas incendiarias, ideas revolucionarias, reflexivas, de imposible intermisión.
Es un cine que fluye como un torrente a través de la palabra, con textos que supuran de sus entrañas intensidad y desgarro componiendo, mientras se rechaza el atajo discursivo, películas intimistas recorridas por los sentimientos más profundos y enfrentados que dan lugar, si uno se llevar y escucha atentamente, a apasionados ejercicios de catarsis tensos, intensos y asombrosamente lúcidos.

Concluyo esta introducción sui generis para hablar concretamente sobre la infinidad de atributos y estilemas que sostienen esta joya titulada, muy acertadamente, La historia oficial. Argumentalmente, la película gira en torno a las consecuencias de la represión de la dictadura militar argentina, que abarcó el período de 1976 a 1983.
En la misma asistimos al proceso de descubrimiento de una implacable verdad por parte de un personaje aletargado en su comodidad de clase media-alta y en la desidia que esta genera. Personaje que vive con una venda en los ojos, metafóricamente hablando, ante la convulsión que Argentina sufría por esos años en cada esquina, en cada calle tomada por manifestaciones reivindicativas o en el despertar de conciencias de una comunidad estudiantil que comenzaría a descubrir textos muy peligrosos de escritores silenciados que gestaban en este emergente movimiento una implacable, demoledora y visionaria crónica sobre el vómito de denuncia hacia una historia, la argentina, plagada de tropelías y crueldades.

Para los gobernantes y sus pretensiones de guiar una utopía de población adormecida, el silencio y la connivencia eran requisitos indispensables para llevar una vida tranquila y ociosa. Nuestra protagonista, interpretada por una fantástica Norma Aleandro, prefiere mantenerse en una posición cómoda y conformista y no rebuscar ni ahondar en la memoria histórica, atribuyendo su verdad a la intuición y a la caligrafía de las memorias de los libros de texto, los cuales o bien han sido pertrechados a la banalidad por los historiadores o bien lo han escrito los vencedores y, por tanto, los asesinos.
Solo cuando la tragedia comienza a empañar la vida del personaje, es cuando comenzará a indagar y a sufrir una transformación que removerá su conciencia y también la nuestra. Manteniendo la forma de expresión verbal por encima de la explícita visual, Luis Puenzo nos entrega un ataque frontal y necesario sobre el intenso impulso de conocer la verdad acerca del lugar donde vivimos y donde nuestros familiares habitaron provocando, en consecuencia, que nos podamos conocer a nosotros mismos. Un enarbolado de honestidad sobre una perentoria e higiénica memoria histórica que se cuestiona derechos primarios al amparo de las tremendas injusticias cometidas por un régimen reaccionario e intolerante.

Es a través de sus discursos torrenciales y de la intensidad de los mismos lo que pone en pie esta crónica sobre el viaje introspectivo de una mujer hacia la responsabilidad moral y la identificación humana con su pasado.

La historia oficial es un drama desgarrador y doloroso que cristaliza el horror y la obscenidad de las actividades políticas que aniquilan la solidaridad familiar en el nombre de una ideología. Retrato de emociones que cruzan el anverso y el reverso de los seres humanos, arrancándonos un pedazo de vida y sirviéndonosla como supervivencia ante el desmoronamiento de la amistad, la destrucción del amor y la inmediatez de la muerte.

Película, en definitiva, de visionado muy necesario por varios motivos: porque fue galardonada con las máximas condecoraciones de la industria cinematográfica, el Oscar y el Globo de Oro a la mejor película extranjera en 1985, y para aquellos comprometidos con una causa y que valoran la voz de los silenciados y denuncian hechos que jamás deberían olvidarse en una sucesión de sociedades donde predomina peligrosamente la anestesia general.
Weis
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