La película parte de un punto de vista novedoso. Hasta la primera hora lo desarrolla con convicción, pero luego se va liando con secuencias y personajes que no pintan un pijo. Aparte de secuencias alargadas y sin valor alguno. Con hora y media le habría bastado, consigue hacerse pesada.

Sin embargo, posee un humor negrísimo, tan poco habitual en el cine español que se agradece. Porque el protagonista tenga el sindrome de Down, no se pasan toda la película dramatizando el tema, si no que muestran a un Guillem Jimenez con ganas de superarse y una Marta Larralde (en una actuación flojita) tan desquiciada que todos sus intentos de separarse de él caerán en fracaso. Una película diferente, con un humor negrísimo, para algunos cruel y que puede dejar un poco confundido al espectador.