Nunca entenderé al sabio que optó por titular este Hangman's knot (El nudo del ahorcado) como Los forajidos. No hay películas tanto del género western como de otros para titularlas con esta poca gracia, no. Y va el listo y se carga un título original por uno que es una auténtica bazofia y que no define nada. De forasteros hay en casi todas las películas de la historia, sean del género western o no. Así que no entiendo en qué pensó el responsable de este crimen. Ciñiéndonos en lo que es puramente la película, tengo que decir que es más que correcta. Unos soldados partidarios del Sur, sin saber que la Guerra Civil ya ha finalizado, roban un cargamento de oro de la Unión y son perseguidos por unos bandidos que se quieren apoderar del botín. Por azares de la vida, se quedan encerrados en un apeadero de la diligencia, acosados por los de fuera y recibiendo el rechazo de los de dentro, los pasajeros de la diligencia y los que regentan el apeadero. El film tiene momentos asfixiantes y claustrofóbicos para los perseguidos, que no ven la forma de salir de la ratonera en la que han caido, aunque se beneficiarán de cierto síndrome de Estocolmo que se irá adivinando con el paso de los minutos, por parte de los que se han quedado encerrados con ellos, pese a no ser de su partida. Es una película bien trazada y que contiene aspectos a destacar, como la presencia de un Lee Marvin explosivo como en la mayoría de sus actuaciones. Dona Reed, con una belleza extraña pero cautivadora, también aporta su grano de arena. Randolph Scott, como siempre, cumple con su papel.