De guión simple y tontorrón, con más agujeros que un queso gruyere, esta simpática memez quizás resulte el episodio más entretenido del desastre que supone la quinta temporada de Black Mirror. pero que sea entretenido no significa que de la talla. Una historia que nos recuerda, por su tono, desarrollo y personajes adolescentes, a los filmes del añorado John Hughes (el de "Sólo en casa", "El club de los cinco" etc).

Quizás el paso de Channel Four a Netflix no solo ha afectado a la distribución, sino también al target al que va dirigida la serie. Así, este episodio, sobre una diva post-adolescente del pop más comercial, un robot tipo Frusby que dice tacos y dos hermanas adolescentes, es una concesión a las historias sencillas, nada escandalosas, asexuadas, propias del cine teen noventero o de las series de Disney y Nickelodeon. Ya solo faltaban cameos de Selena Gómez, Demi Lovato, Miranda Crosgrove y los Jonas Brothers ¡me dan sudores fríos solo de pensarlo!

La historia es entretenidilla, liviana y poco más . La tecnología a la que se refiere en parte está ya creada, con esos hologramas que aparecen en los escenarios y resucitan a divos fenecidos del rap y del pop como Michael Jackson o Tupac Shakur, así que en esto Brooker tampoco es original. La realidad le superó (por una vez).