Extraña y aberrante película. Iniciada en 1967 fue finalizada por otros productores y directores en 1972. Ya de por sí era una película cutre para los años 60, cuya falta de medios y conceptos caducos la asemejaba a los filmes de serie B de los años 50, con una ambientación ciertamente miserable. En 1968 se rodó 2001 una odisea en el espacio, y estos filmes de fantasía con aspecto de space-ópera barata quedaron completamente obsoletos y arrinconados. Quizás por ello, quedó en el congelador unos seis años.

El guión, machista hasta extremos inimaginables, es espeluznante y nos retrotrae, de nuevo, a filmes postapocalípticos de los años 50, donde las mujeres solo se consideraban como incubadoras autónomas para los machos-alfa viriles. Aquí, las miembros de la tripulación parece que estén en un mercado de mujeres-esclavas, donde los astronautas-hombres podrán elegir cual de ellas les interesa más para los fines reproductivos.

La escasez de medios se acentúa en el último tercio del filme, posiblemente no rodado originalmente y completado en 1972 con otros actores, ocultos con un traje de astronauta con visera opaca. Es un final, por cierto, horrible y abrupto (ver spoiler), que rompe toda la presunta cientificidad del filme para meternos una componente fantástica que no viene a cuento.

Este filme es famoso por sus incoherencias y fallos de continuidad con la nave que pilotan. Cambia varias veces de aspecto. Es lo que pasa cuando se emplean fragmentos de otros filmes.

El único actor conocido es Henry Wilcoxon, habitual de las películas de Cecil B. de Mille. Y sin diálogos, tenemos como periodista a Mike Farrell, el amigo de Alan Alda en M*A*S*H.

Película obsoleta en su concepción, infraproducción de serie Z pésima y lamentable , resucitada por un productor que no se que esperaría obtener con su exhibición.