Filme bélico australiano rodado a la antigua usanza, más próximo a "Los cañones de Navarone" (1961) que a "Platoon" (1986). Producción modesta pero bien realizada, rodada en escenarios exóticos, con un elenco ya interesante entonces, con Mel Gibson y Sam Neill. Buenas escenas de acción, en especial la batalla final - una épica ensalada de muertos - junto a un romanticismo naïf y de garrafón. Nada que objetarle. No es "Un puente lejano" (1977), ni lo pretende, ya que más que realismo, lo que busca es el típico producto bélico con heroismo, abnegación junto a muchos tiros y acción. Y sí, tenemos todos los tópicos de este género, con la chica guapa de la resistencia, el enamorado del comando y los malos crueles y torturadores, aunque tampoco se ceban demasiado con los japoneses.