Una de las modalidades más lucidas de la llamada "comedia a la italiana" era la consistente en películas "de episodios" en las que colaboraban varios directores e intérpretes de renombre haciendo un conjunto de historias cortas con un humor muy ácido que ponían de vuelta y media a la sociedad de la época.

Tal vez la más corrosiva de todas ellas sea esta "Buenas noches, señoras y señores". Con el hilo conductor de la programación de un canal televisivo en la que se alternan noticias, anuncios, entrevistas y demás se van sucediendo una serie de capítulos cortos donde se le atiza duramente a todo lo que se mueve: los políticos, la policía, la iglesia, los caciques, los medios de comunicación, los empresarios, el ejército...todos reciben de lo lindo. La corrupción, la telebasura (décadas antes de que se inventase el término), el fraude fiscal, la explotación infantil o los montajes policiales salen a relucir con toda crudeza en un tono satírico, de comedia cabreada por así decirlo, que alterna sátira sutil y humor basto, que a ratos hace reír a carcajadas y a ratos casi da ganas de echarse a llorar a poco que uno piense en el trasfondo de lo que se cuenta.

Técnicamente es correcta sin más, y cuenta con interpretaciones bastante buenas de clásicos de la comedia italiana como Mastroianni, Gassman o Tognazzi.

Como toda película "de episodios" es irregular, y como buena comedia italiana a veces resulta exagerada y estridente, pero en líneas generales es muy divertida.

Y corrosiva. Pero corrosiva de verdad.