El eterno Quico cuyo personaje fue creado por Roberto Gómez Bolaños "Chespirito" y que actuó Carlos Villagrán en el cual se encasilló y pese a que el mismo creador lo sacó de la serie El chavo del Ocho a finales de 1978 basándose de que se fue a vivir su madrina para no lidiar más con la chusma, no se iba a quedar de brazos cruzados para que su personaje muriera en el olvido tuvo que replantear y cambiar su nombre llamándose Kiko y más adelante, Federrico con el fin de no afectarle los derechos de autor de "Chespirito".
Así las cosas, Villagrán llegó a Venezuela con Federrico y para que vuelva al éxito llamó a su colega Ramón Valdéz para formar la dupla y llamarse don Moncho cuya temática se desarrollaba en una tienda y como por variar Federrico le sacaba canas a don Moncho. En su segunda oportunidad, interpretó a Kiko Botones en el cual trabajaba en el hotal como botones conservando su carácter y actitud infantil. Y la tercera oportunidad, fue con ¡Ah, que Kiko! en su regreso a México pero por la extinta productora Imevisión que trataba que Kiko ayudara a don Ramón en los quehaceres de la tienda de abarrotes La Sorpresa y aventuras alocadas por doquier.
Las tres series tuvo resultados bastante discretos debido a que los actores de reparto imitaban al elenco del Chavo del ocho cuyos estereotipos eran muy inferiores y no daban la talla, y ni hablar de otros personajes que muy poco aportaron a las tres. En pocas palabras, pese a su eterno compañero Valdéz no era igual y nunca debió Chespirito apartarlos de su icónica serie por sus desencuentros. (Ver crítica: ¡¡¡¡¡Eso, eso, eso!!!!!).
¿Qué más me queda por decir? Que lo que fue, fue. Si se pudo disfrutar alguna de las tres o todas, bien: si no, también, y no había mucho que ver.
Quico, Kiko o Federrico: la misma vaina, con el mismo sonsonete probando suerte en otros destinos pero mejor me quedo con el Quico del Chavo del ocho que tenía más plus y disfrutable de principio a fin.