Como un cariñoso homenaje a esta película la incorporé a mi lista de "pequeñas joyas". La vi en su momento y evidentemente dejó rastros en mi memoria al punto que por estos días me la he agenciado y vuelto a ver.

Pese a su factura de telefilm tiene algunos puntos a favor. La historia aborda el tema del racismo y la discriminación, tan de los EEUU como el 'american way of life' que por supuesto también refleja. El director hace una buena adaptación de la novela de Arthur Miller. La pareja de Lawrence Newman (William H. Macey, que recibió algún galardón por ahí por este trabajo) y Gertrude Hart (Laura Dern también excelente) está fabulosa.

El film pasó sin embargo desapercibido y hoy día duerme el sueño del olvido, destino cruel que a veces alcanza a ciertos trabajos a despecho de los méritos que pueden acreditar. Su tema, sin embargo, no tiene fecha de caducidad. Porque el instinto humano de la discriminación y la persecución, lejos de haberse marchitado, cobra renovada frescura bajo mil formas y excusas diferentes, manifestándose tanto en la escala microscópica del vil cotilleo de barrio como en movimientos masivos y organizados que surgen todo el tiempo y que son de temer, porque cualquier persona o grupo social, por un motivo u otro -o aun sin motivos argumentables- puede caer en el punto de mira de esas turbas cooptadas por atavismos salvajes y despreciables que como humanidad estamos lejos de poder dejar atrás.