Cuando busqué esta miniserie me sorprendió mucho ver que no había ni una sola crítica que pueda dar una idea aproximada a aquellos que todavía no la han descubierto. ¿Es una obra maestra? No. Es una historia de fantasía que es todo lo que pretende ser: un entretenimiento agradable de una noche de sabado con una de las bandas sonoras más bellas que yo he oído.
Reyes, magos, princesas y dragones se unen para crear la historia de Desideria, una princesa de un reino desconocido, hija de un rey aparentemente muy cruel que ha conquistado infinidad de reinos gracias al anillo del dragón, símbolo del poder absoluto. La vida de la pequeña princesa se altera para siempre cuando su padre lleva al castillo a Selvaggia, un bebé que encontró entre lobos, en realidad malvados magos convertidos en lobos para castigar su sed de poder. Crecen ambas jovenes tanto en madurez como en belleza, Selvaggia enseguida es amada y aceptada por todos mientras que Desideria, traicionada infinidad de veces por su medio-hermana es apartada y casi olvidada por sus padres. Desideria conoce su triste destino: como primogénita está destinada a ser reina y deberá elegir un esposo que comparta con ella el trono y el anillo del dragón. Destino que no desea pero al que se niega a renunciar, pues el trono pasaría inmediatamente a Selvaggia, de quien desconfía y con razón. La vida de la hermosa princesa da otro vuelco al enamorarse inesperada pero irresistiblemente de Victor, el joven príncipe rebelde.
Amor, traición, pérdida, coraje. Todo eso incluye esta bonita serie de dos capítulos que es todo lo que debe ser: humildemente buena.