Perfect Creature es una pequeña parte de lo que debería haber sido Ultraviolet, la secuela de la más que aceptable Equilibrium. Es un híbrido que une vampiros con una sociedad gótica-futurista bastante curiosa, que intenta crear un microuniverso propio y lo consigue a medias, presentando como background una historia en la cual las criaturas de la noche no son malas ni se alimentan de jóvenes doncellas. Al contrario: los vampiros llevan tres siglos cooperando con los humanos, cubriéndose las espaldas mutuamente por la supervivencia de ambas especies.

Pero... siempre hay un pero. Uno de los vampiros es un poco cabrón y pasa de todo. Contrae una enfermedad similar a la rabia, se encabrona, rompe el pacto y empieza a alimentarse de humanos. Ahora, su hermano vampiro y los policías de la ciudad deben frenarle a toda costa. Argumento simple y tópico que sirve como excusa a un híbrido bastante entretenido, lleno de lagunas, pero capaz de ofrecer diversión al menos durante una razonable buena parte del film que, por suerte, tampoco se pasa con la duración, rozando la icónica hora y media.

Es, a groso modo, Equilibrium con vampiros, pero arrancándole la filosofía a la película de Kurt Wimmer y cambiándola por momentos efectistas. Fin. ¿Se necesita más? Sí, quizá si, pero sólo si quieres una cinta de culto. Esta no lo es, aunque es bastante más salvable que la cagada esa de Ultraviolet que, por otra parte, plantea este mismo universo pero de forma mucho más asquerosa. Dadle una oportunidad, quien sabe si estaremos en unos años ante la nueva Dark City o, por que no, otra Equilibrium.