Ana Kokkinos afronta su nuevo largometraje como una película coral, alternando la historia de varios personajes que están -de alguna forma- interrelacionados entre sí. Short Cuts, Magnolia o Amores Perros dignificaron este "subgénero" en el que lo importante son los personajes y un guión que sea capaz de contar diferentes tramas que funcionen y sean efectivas. Kokkinos se queda en la superficie en esta ocasión, ofreciendo un film irregular, no del todo desdeñable, pero que no nunca llega a alcanzar sus ambiciones.

La estructura es apropiada: primero cuenta la historia de unos niños y posteriormente la de sus madres. El problema no es cómo lo hace sino la intención o, más concretamente, la efectividad o interés de sus vidas. Así, se va alternando entre dos jóvenes estudiantes que roban unos uniformes y son detenidas, un par de niños que viven en las calles o un adolescente que decide asaltar una casa, para a posteriori narrarnos lo que sucede con sus madres: una es adicta al juego, otra tiene problemas con su pareja, etcétera. Hay clara descompensación entre unas historias y otras. Una en concretoes brillante, relacionada con una mujer adulta y su hijo adoptado, quedándose las demás entre la corrección y la simple rutina.

Lo mejor al final de Blessed es que no se tiene la impresión de haber perdido demasiado tiempo -sus dos horas se hacen bastante amenas- y, principalmente, la labor del reparto (en general, salvo alguna excepción). La dirección, bastante correcta, alterna secuencias brillantes con otras algo mediocres, pero aún así cumple. Al final la obra de Kokkinos no se antoja necesaria, pero tampoco es molesta: se ve, es entretenida y alguna de las historias funciona de maravilla. El problema es que, a pesar de intentarlo, no consigue llegar a más, quedándose en ser una de las tantas películas de historias cruzadas que siempre ponen en los festivales de cine por el simple hecho de tener esta estructura narrativa, más que por su calidad real.