1997, Kunihisa Sugishima dirige "Tekken the Motion Picture", dos ovas (animación directa a vídeo) que nos llegaron exactamente en ese formato poco después, llegando incluso a ser recordada como "la peli de Tekken que daba la Hobby Consolas". Asumámoslo: era mediocre, pero pertenece a la infancia/adolescencia de muchos. Y se le perdona su baja calidad en favor de la nostalgia.

2010, Dwight H. Little dirige "Tekken", adaptación a imagen real de la saga de juegos de Namco. Estrenada en España en 2011 a través del canal Neox, casi colapsó Twitter con las coñas generadas en torno a ella. Pese a todo no es tan mala, adapta el juego libremente, pero tampoco va de lo que no es. Total, producción mediocre pero insalvable (ahora no hay nostalgia) que se ve y se olvida. Flojilla pero entendería que alguien la tuviese como un guilty pleasure.

2011, Youchi Mori dirige "Tekken: Blood Vengeance" por encargo de Namco Bandai, bajo la producción de Digital Frontier ("Resident Evil Degeneration"). Resultado: la mejor película basada en la licencia aunque esté a años luz de los logros obtenidos por Capcom con "Street Fighter II The Animated Picture", o quizá es que la he visto ya siendo "mayor", con mi lado friki un poco apagado. El objetivo es coger un motor gráfico sólido (cumplido) y contarnos una historia sobre la lucha entre la Mishima Zaibatsu (en manos de Jin Kazama) y la G Corporation (liderada por Kazuya Mishima), añadiendo de por medio una pseudo historia de amor chorras e investigación muy de shonen, con los personajes más apropiados para esto: una colegiala (Xiaoyu) y la única con pelo rosa de la saga de videojuegos: Alisa.

Una pena que el despliegue a nivel visual no se vea respaldado por un guión decente, porque el que tenemos aquí no está carente de posibilidades (empieza incluso "bien", con ese juego de bandas enfrentadas por parte de las hermanas Williams), pero poco a poco se va convirtiendo en una tontería y su tramo final ya es para mear y no echar gota, muy de videojuego (en el peor sentido), consistiendo en peleas y más peleas contra personajes cada vez más poderosos. Como colofón, la historia romántica se lleva hasta sus últimas consecuencias, desdibujando a la pobre Xiaoyu de forma demencial. Entretenida es un rato pero también insustancial. Así que el friki que llevo dentro, aunque cada vez esté más enterrado, me obliga a aprobarla. Sin nota, sin matrícula, con lo justo, pero aprobada. Quizá si la hubiese visto hace seis-siete años, junto a "Final Fantasy VII: Advent Children"...