La premisa o idea de Millennium Actress no es en absoluto original: Satoshi Kon nos conduce, mediante un reportero y un cámara, por la vida de una idol y actriz japonesa de los años 30 llamada Chiyoko Fujiwara. Así, con estos dos personajes en la mansión de la ahora anciana Chiyoko, van descubriendo poco a poco su vida como actriz tomando elementos de todas sus películas y fusionándolos. La idea es, pues, hacer un simple biopic de esta señora.

Por suerte para nosotros Satoshi Kon no se conforma con algo tan simple y consigue que una historia a priori insignificante se convierta en el eje de la película, una constante búsqueda del amor verdadero que guía a Chiyoko por toda su vida. El fortuito encuentro con un joven en su infancia le marcó y, fruto de su amor, le haría perseguirle año tras año hasta dar con él y entregarle un objeto de incalculable valor sentimental: una llave. Así, se entremezclan escenas de las películas de la joven -con lo que tenemos ración de acción, drama, comedia, wuxia- con los pocos momentos en los que Chiyoko anciana aparece en pantalla. Todo esto llega a su fin, desgraciadamente, a los 80 minutos de una maravillosa película con un final precioso, inmejorable, que es mejor descubrir por uno mismo. Fantástica. Con directores así parece que la animación por fin tiene el reconocimiento que se merece.