La verdad es que desde "El Último Samurai" no me había emocionado tanto hasta el punto de hacérseme un nudo en el estómago. "The Majestic" lo ha logrado, y no una, sino repetidas veces. Cuatro o cinco momentos he estado a un segundo de llorar, aunque tampoco ha llegado a más.

La verdad es que la historia no es nada del otro mundo, tiene algún momento "Pro-América", tintes políticos incluso y mucho cine. Se explican dos tramas simultáneamente y al final acaban fundiéndose en una sola, con final bonito y ñoño, por supuesto. La sorpresa -o bueno, quizá no tanto- ha sido Jim Carrey, uno de mis actores favoritos que ha vuelto a demostrar que en papeles dramáticos (Olvídate de mí!, El show de Truman) es incluso mejor que en comedias.

El bueno de Carrey aquí se contiene y trabaja de maravilla, sin hacer demasiadas carantoñas y ciñéndose a un guión, dándole realismo a un personaje que no resulta nunca creíble, pero que él casi logra. Martin Landau y Laurie Holden también lo consiguen, especialmente Landau, que representa a un padre "bendecido" por la "vuelta" de su hijo a casa después de nueve años en la guerra.

La BSO es buena, la fotografía tiene algunos planos excelentes, preciosos paisajes costeros o de enormes praderas bañadas por los rayos del sol... un lujo. Quizá todo peca de muy edulcorado, pero realmente a mi eso me da un poquito igual. La historia tiene momentos que me han emocionado, y la verdad es que ya tiene mérito... Sólo le faltaría no ser tan lenta en algunos momentos, por que son 150 minutos y en determinados momentos del metraje... se notan.

Recomendada película, sin duda, para quienes quieran disfrutar de un Carrey más que notable, una de las pocas actuaciones dramáticas que el actor ha hecho pero que mantiene el nivel de sus tres cintas previas. Pero eso, película para pocos, a algunos les resultará un peñazo –y con razón-, aunque particularmente me ha encantado.