Es curioso lo que ocurre con "Sound of my Voice" porque es una película sencillísima, que se amolda a los códigos del cine independiente sin trasgredirlos, pero que al mismo tiempo es capaz de tener una 'voz' propia para contar un tema recurrente como pueden ser las sectas o las organizaciones con una serie de directrices muy particulares. Realizada en 2011 y estrenada este año, como ocurría con uno de los hits del anterior curso (Martha Marcy May Marlene) aquí se nos cuenta la historia de dos ambiciosos periodistas que deciden infiltrarse en una secta para hacer un reportaje sobre la misma y desmontarla desde dentro. La líder del grupo asegura ser del futuro, lo que supone desde luego un gancho más que interesante para ambos, un reto a superar.

Dirigida de forma elegante, sin forzar las cosas, con unos planos muy específicos que recrean la cotidianidad de la pareja y la naturalidad de la secta en los momentos en las que ésta opera, usando la luz y los encuadres para crear opresión en estos segmentos, siempre de forma natural y sin abusar en exceso de trucos, la película se alza por la poderosísima interpretación de Brit Marling, que además coescribe el guión. Esta joven, que merecería más atención tras debutar con "Otra Tierra", que al contrario de lo que sucede aquí caía en todos los clichés que quería -o creía- evitar, tiene como rival a la protagonista Nicole Vicius, también fantástica en su rol. Película pequeña, con ambiciones muy específicas y que vuela raso, sin despuntar, pero que encuentra en esa modestia y regularidad su mayor hallazgo, creando un inesperado interés en lo ocurrido en pantalla mediante técnicas muy básicas y asumibles. Final abierto -y ambiguo- al margen, el viaje merece la pena aunque sólo sea por ver cómo un actor puede dar tanto de si en pantalla como lo que hace Marling durante todo el metraje y especialmente en la escena del vómito. Lucimiento actoral, sí, teatral, tal vez, pero muy estimable, qué duda cabe. No esperes eso sí ni terror, ni gore, ni un thriller bestial: es cine de cámara, pequeño, más un drama de ciencia-ficción (esto último es sólo la excusa, el mcguffing) que al tipica película hecha para lucir efectos visuales. Merece la pena, aunque habrá quien la tilde de "aburrida".