Desde luego que cuando Tom DiCillo quiere meter hostias a Hollywood y la industria, lo hace sin problemas. Sin cortarse.

Algo digno de admirar.

¿Lo que tenemos aquí? Un pasatiempo entretenido, algo largo y con una temática romántica aburrida, además de que una de las tramas (y sí es la del amigo que busca una rubia auténtica) no tiene ningún tipo de gracia o ingenio,

Pero la de Modine, sí. Hay escenas acertadas y un poco de mala baba (la escena del videoclip, las ensoñaciones de Modine, Keener y las clases de defensa personal).

Y después tenemos las historias amorosas y unas reflexiones con las que me cuesta más tragar.

Pero desde luego se deja ver. No es una obra con la que entre una risa permanente o que sea una radiografía constante del ambiente de Hollywood y la hipocresía, pero si que tiene puntos acertados y alguna escena (el estupendo Christopher Lloyd) que hacen el filme un paseo decente.