Una de las vetas históricas para el cine es la lucha contra el nazismo llevada a cabo por los partisanos. El término, cuyo sinónimo puede ser partidario, es la palabra para identificar a los civiles que se opusieron a los ejércitos del eje durante la segunda guerra mundial.

Ejemplo notorio en el cine en el manejo de estas situaciones es El ejército de las sombras, entre muchas otras.

La que nos ocupa, premio en Cannes, infortunadamente no tuvo la difusión del caso y le faltó algún toque que los expertos cinéfilos quizá ayuden a descifrar, para explicar por qué no trascendió.

Aun así muestra lo que tiene que mostrar: el heroísmo de la resistencia, la fe en la causa, la conciencia de que aun el pequeño grano de arena es importante en la construcción del edificio... y el chivato que nunca falta. Pero por sobre todo, un llamado a luchar contra las guerras inútiles.

El origen del título es explicado por la única mujer que aparece en el reparto a través de un poético monólogo.