Drama sobre una rígida profesora de enseñanza elemental --toda su existencia la ha dedicado únicamente a esa tarea con fervor, en la que comenzó a causa de una deuda bancaria familiar-- que, días antes de ser operada de un tumor, posiblemente maligno, va rememorando secuencias de su vida personal y de sus vicisitudes académicas con sus alumnos.

Así mismo, en el plano del tiempo narrativo de la acción contemporánea, se nos muestra lo que han llegado a conseguir --a ser-- algunos de aquellos niños, incidiendo, a veces, en aspectos psicológicos, que ella educó, en cuerpo y alma, con aparente --solo con aparente-- frialdad. Y se nos ofrece también, ampliando más el enfoque, una panorámica social y moral de la estima que siente la pequeña comunidad ciudadana por esa maestra que, tras su gélido y disciplinado parapeto de autodefensa, esconde una sensibilidad espiritual, de cariño hacia sus educandos y de miedo ante su propio futuro vital.

El film, narrado a través de continuos flashback, con casi siempre similares temáticas argumentales, resulta un poco monótono, y con un ritmo --en mi opinión-- algo plano.
No obstante, las buenas interpretaciones (magnífica Jennifer Jones), una sentimentalidad humana, individual y colectiva, y un tono de contenido --también de estilo narrativo-- melancólico, nostálgico y crepuscular, envuelto todo ello (técnicamente esta obra de Henry Koster, como otras muchas de su filmografía, es irreprochable) en un precioso color, hacen que la película resulte bonita y agradable.