22 de febrero de 2008
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Como le pasó a Jorge L. Borges, pero al revés. Acá, la socialdemocracia se movió para el premio y al final se obtuvo, pero la película es una mentira total y absoluta, un pedazo de propaganda al servicio de Fidel Castro financiado por Hebe de Bonafini y sus madres y demás. Los mismos integrantes de la película (algunos, no todos, aún en el cuerpo técnico) eran guerrilleros militantes. Digamos que sería como escribir la historia de la España contemporánea financiada por la ETA y bajo la dirección de Zapatero, así de confiable. Pamplinas y nada más. El cine es arte y debe ser lo más neutro posible, cuando cae en la propaganda solamente da pena, como esta película. Respecto de lo que vale un Oscar (que jamás menciono en mis críticas) ya todos hace años se han dado cuenta, como en los premios Nobel, que están a la venta, de remate, que no valen nada y nada representan.
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