Mi gran boda griega, con un presupuesto muy pequeño, fue un éxito de taquilla allá por el verano de 2002 en cines de norteamérica. Fue tal el éxito que llegó a convertirse en una serie de televisión, conservando el mismo título. Nia Vardalos escribió el guión de la primera entrega, y la trama trataba de una chica llamada Toula Portokalos, cuya familia estaba preocupada porque a sus treinta años todavía no había encontrado un hombre en su vida ni se había casado. Cuando la chica menos se lo esperaba se le aparece en su vida un muchacho llamado Ian Miller con el rostro de John Corbett. Y bueno, el resto es historia. Catorce años después la misma actriz y guionista, Nia Vardalos, se ha encargado de escribir el guión de la secuela. Joel Zwick cede las riendas de la dirección a Kirk Jones, cuya filmografía empezó con el film Despertando a Ned (1998) junto a films como La niñera mágica (2006) o Qué esperar cuando estás esperando (2012).

En muchos aspectos se parece bastante al original, salvo que hay añadidos como que, esta vez, aparece la hija adolescente de la pareja protagonista que ya está preparada para ir a la universidad. La mayoría de los actores que formaban el reparto de esta gran familia repiten junto a nuevos rostros como los de la mujer de Tom Hanks, Rita Wilson, el recordado tío Jesse de Padres Forzosos, John Stamos y los jóvenes Elena Kampouris (interpretando a la hija de Toula e Ian) y Alex Wolff (actor y músico, hermano del también actor y músico Nat Wolff).

No pasará a la historia por ser una obra maestra de la comedia, pero es muy divertida, entretenida y consigue hacerte reír durante menos de cien minutos.
A quién se lo pasó en grande, o le gustó sin más, con Mi gran boda griega, tengo la sensación, el presentimiento, de que se lo pasará igual de bien con esta segunda entrega. Esta familia es de lo más disparatada y el padre es para darle de comer aparte. Mi nota final es de 8/10.