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Voto de antonalva:
2
Drama Sophie, una cantante de jazz, recibe una llamada telefónica de su padre, que quiere mostrarle una fotografía que ha visto en la web de un periódico estadounidense. En ella aparece una mujer con un parecido asombroso con la madre de Sophie, muerta recientemente. El padre le pide a Sophie que la localice: se trata de una famosa cantante de ópera. Ella acepta a regañadientes para complacer a su padre y emprende un viaje a Nueva York ... [+]
15 de noviembre de 2015
13 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
El despropósito de esta cinta comienza con la mala traducción del título original, que tendría que ser ‘el mundo perdido’. No es que esto aporte significado alguno a este disparate que no hay forma de salvar ni con la mejor de las voluntades, pero al menos tendría algo de sentido en el contexto del dislate al que asistimos. La trama amontona situaciones necias y sorpresas irracionales, sin ninguna lógica ni sentido, sin el más mínimo rubor ni decoro, como si nadie hubiera reparado en la amalgama de estupideces que realizan sus protagonistas con una obstinación y fervor que ni entretiene, ni sirve para reírse de todo ello (porque se toma muy en serio), ni convence en modo alguno.

Lo peor es que nada de lo que ocurre interesa ni lo más mínimo. Sólo sirve de compendio de cómo no debe ni puede ser un guión que aspire a captar la atención del espectador, que pretenda hacer verosímil o atractivos a unos personajes que se ven envueltos en una peripecia llena de pretendidas sorpresas y atormentados por una figura ausente (la madre muerta) que desencadena todo el incoherente drama. Empezando por los protagonistas, a cual más zumbado y vacuo, más desatinado y falso. Tenemos un padre gruñón, desagradable y perturbado, una hija atontolinada y sin sustancia que se deja zarandear por todos los hombres que encuentra, una diva de ópera que parece un travesti descartado en el casting de ‘Las aventuras de Priscilla, reina del desierto’, pero sin un ápice de humor ni afán paródico. Y de los demás, mejor ni hablamos.

Se supone que aborda un tema muy querido a la literatura alemana, el del doble (o ‘Doppelgänger’), pero todo es un sinsentido, sin desarrollo dramático, ni apariencia de credibilidad, ni atractivo alguno. ¿A quién le importa si la madre tuvo o no tuvo un affaire ilícito? ¿Qué más da si todo está embarullado y lo mismo nos da que nos da lo mismo? ¿Para qué montar todo este tinglado más falso que un duro de madera? ¿Para qué tanta revelación impostada y tramposa que no desvela nada sustancioso que provoque una mínima emoción en el espectador?

No hay nada ni nadie que se salve de la quema. La realización resulta torpe y sucia, indigna de la trayectoria y el talento de su reconocida directora. Y los actores tratan de insuflar vida a unos personajes de cartón piedra: Katja Riemann está patética con sus mohines adolescentes y Barbara Sukowa parece sacada del baúl de los errores o de los horrores. Vamos, un bodrio.
antonalva
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