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Voto de antonalva:
7
Comedia Maria y Jose Ribeiro viven desde hace treinta años en una pequeña portería en un buen barrio parisino. Esta pareja de inmigrantes portugueses son queridos en el barrio entero y, cuando surge la posibilidad de volver a Portugal, nadie quiere dejarlos marchar. Pero ¿qué quieren ellos? (FILMAFFINITY)
21 de junio de 2014
22 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comedia amable, que tras su aparente placidez y cortesía no deja de reflejar la explotación despiadada a la que sometemos a nuestros semejantes, sobre todo cuando éstos tienen un carácter hacendoso y servicial, siempre prestos a ayudar, apoyar, colaborar, olvidarse de sus propias necesidades en favor de las necesidades de los demás, negando la verdadera naturaleza de los hechos y censurándose como egoísta lo que no deja de ser mera supervivencia y mínima atención hacia las prioridades personales. Es tan fácil abusar del prójimo cuando éste no pone freno y límite ni dique a ese abuso socialmente aceptado y que solemos aplicar con ciertos semejantes (el servicio doméstico, ciertas profesiones de ayuda social, la tía solterona y sin hijos, la hermana comprensiva, etc.).

No es oro todo lo que reluce, sobre todo cuando nos dejamos birlar nuestra dignidad, nuestra vida, nuestras ilusiones para alimentar con el sudor de nuestra afrentada frente los fatigosos y maniáticos caminos de los demás… Y todo ello se refleja en esta amable comedia franco-lusa que nos trae un relato de nostalgia, añoranza, amor por las raíces, deseo de retorno y gusto por lo propio e íntimo. Lo dicho, en apariencia demasiado blanda y comedida, ayuna de maldad o doblez, sobradamente calmosa, desmesuradamente obsequiosa, fatigosamente amable, afable y atenta, inmoderadamente complaciente y servicial. Pero las apariencias engañan y tras tanta benigna urbanidad y benévola sumisión se encuentran dos amantes corazones que sufren aprisionados ante obligaciones falaces, hasta que consiguen parar el círculo vicioso y entrar en contacto con su auténtica necesidad. Y dan el gran salto hacia sí mismos y su deseo.

Solemos – como espectadores – hacer de menos a las comedias, o creemos que tras la sonrisa, dulzura, llaneza y jovialidad no pueden tratarse temas de calado o trascendencia. Es uno de tantos prejuicios bobos que nos atan a los dramones y hacen caja con nuestra cortedad de entendederas. Por ello es de agradecer ver una comedia expansiva, tierna, dulce y hogareña, tratando temas trascendentes y vitales con frescura, amabilidad, encanto y emoción. Y si además escuchamos un fado hacia el final de la proyección – que emociona hasta al más desalmado – que nos hace comprender muchas de las intuiciones apenas formuladas… No queda sino dar las gracias por este regalo deleitoso y exquisito que llega hasta el corazón.

Ofrece más de lo que parece, promete menos de lo mucho que alcanza: una joyita entrañable y deleitosa.
antonalva
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