Muy poco conocida, esta pequeña y aparentemente discreta película de Tourneur es uno de sus títulos menos valorados, pero lo cierto es que en mi opinión encierra más elementos de interés de los que se le suponen.

Como en tantas otras ocasiones en el cine de este director, el argumento nos cuenta una búsqueda, una investigación, a cargo de un personaje que para satisfacer sus dudas y temores se ve obligado a actuar en un medio que le es extraño y en el que se mueve torpemente. Aunque el filme sea habitualmente catalogado como thriller o intriga (más bien esto último), prácticamente todo el metraje se centra en mostrarnos las dificultades que el protagonista encuentra para manejarse en el Reino Unido. Tanto sus relaciones con las autoridades (la discusión con el funcionario), sus problemas para pagar a los taxistas (se repiten a lo largo de la película), y sus torpezas o faltas de tacto con la guapa de turno y con los testigos del hecho que quiere investigar -la oscura muerte de su hermano, al final de la Segunda Guerra Mundial-, nos revelan al genuino héroe de Tourneur, que muy frecuentemente es alguien que encaja dificilmente en el entorno en que actúa, y cuya tenacidad y persistencia le ayudan, finalmente, a centrarse, a encontrarse a si mismo o a la seguridad que buscaba. Esta concepción del héroe (o heroína) se repite en muchos filmes, algunos tan notables como "Yo anduve con un Zombie" o "La noche del demonio", que en ambos casos nos muestran a sus protagonistas acosados por las dudas, confusos por aquello que no logran explicarse.

Incluso en una película aparentemente desapasionada como la presente, en la que el guión pone distancia, desdramatizando frecuentemente los acontecimientos por medio del humor y de un ligero tono irónico, podemos encontrar algunos toques (dramáticos) característicos de Tourneur, que se revelan en su uso del sonido y de la luz; en muchas de sus películas hay un sonido o un acontecimiento sonoro que resulta importante para la historia (ya sea una tormenta, una música "con intención", diálogos apenas murmurados, ruidos...) y en este caso también encontramos tal rasgo, aquí materializado en una melodía que silban algunos importantes personajes por una importante razón. En cuanto a la luz, que Tourneur manejaba siempre con clara intención dramática, rodeando de sombras a los personajes o haciendo de las sombras los personajes mismos (véase "Cat people"), aquí se emplea en sentido contrario, siendo la película más luminosa y nítida que en otras ocasiones, contrastando tal claridad con la confusión del protagonista. La secuencia más brillante, en la que se da solución al enigma, está rodada en un páramo escocés bañado por una luz pálida carente de sombras, pero pese a ello Tourneur sabe filmarla de tal modo que los movimientos de los personajes y la composición de los planos (hay uno muy notable en el que se contraponen dos rostros, de manera totalmente artificiosa pero dramáticamente excelente) proporcionan una tensión contenida y una trascendencia fantásticas.

Añádase a todo ello correctos intérpretes, algunos adecuados golpes de humor y un metraje de apenas 70 minutos, y ya tenemos otra pequeña maravilla de esas que sólo podía rodar un tipo tan especial y tan brillante como Tourneur.