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Voto de Quatermain80:
7
Cine negro. Thriller. Drama Pinkie Brown (Richard Attenborough) es un gangster que lidera una pandilla de degenerados malvivientes. Después de cometer un asesinato, intenta manipular a una amiga suya para que le suministre una coartada. Filme basado en una novela de Graham Greene. (FILMAFFINITY)
19 de enero de 2014
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buen ejemplo de cine negro británico, sin duda uno de los primeros, aunque yo prefiera otro filme de este mismo año, el excelente "Me hicieron un fugitivo", de Cavalcanti, que me parece mucho más oscuro.

La historia, adaptada por el autor de la novela original, Graham Greene, mezcla hábilmente la trama puramente criminal (un tanto floja, debo decir) con un eficaz retrato de ambientes, al tiempo que utiliza a los personajes para expresar sus inquietudes religiosas, que en el caso del mencionado escritor, convertido al catolicismo, giran en torno al pecado, el infierno o la redención a través del amor. Afortunadamente para el espectador, esta lectura religiosa del argumento no lo fagocita completamente, permitiendo que los otros aspectos adquieran importancia, de modo que la película explote eficazmente algunos rasgos propios del género negro, como son la plasmación negativa del entorno urbano (Brighton, la ciudad vacacional por excelencia del sur de Inglaterra nos descubre aquí sus vergüenzas), la proliferación de bandas de hampones, y el retrato certero del criminal malvado y sin escrúpulos.

Así, el personaje central es el villano, un gánster aparentemente de medio pelo que responde al llamativo nombre de Pinkie; la construcción de este personaje, magníficamente interpretado por un joven Richard Attenborough, tiene la virtud de constituir un arquetipo hoy clásico, el del criminal "demoníaco", que no sólo está obsesionado con la riqueza o el poder, sino que es presa de múltiples manías y fobias, lo que lo acerca a la más moderna figura del psicópata. Como bien ha advertido uno de mis predecesores -de cuyo buen gusto me fío- Pinkie es un claro antecesor del Cody Jarrett que bordará James Cagney en el clásico "White Heat" ("Al rojo vivo", de Raoul Walsh), si bien creo que a la hora de concebir al personaje de Jarrett se tuvieron más en cuenta modelos estadounidenses, muy señaladamente los encarnados por Richard Widmark en "El Beso de la muerte", de Hathaway (del mismo año que la presente película), y en "La calle sin nombre", de Keighley, ambas películas muy recomendables.

En contraste, Rose, su novia de conveniencia, es un ejemplo de inocencia y entrega que raya claramente en la estupidez, dicho sea sin ánimo de resultar agresivo; pese a que esto resulte un tanto forzado, era necesario para acentuar las características negativas de Pinkie, quien la desprecia y manipula a su antojo, valiéndose incluso de su identidad religiosa, pues ambos son católicos. Frente a ella encontramos a un personaje femenino de lo más curioso y estrambótico, que presentado inicialmente como una "oportunista de barra" con veleidades de médium, evoluciona hasta convertirse en tenaz pesquisidora, y que incluso advierte a Rose, en una importante escena, de la imposibilidad de cambiar a Pinkie.

La dirección de Boulting destaca en muchos momentos; todas las secuencias rodadas entre el bullicio de los muelles y del hipódromo son excelentes, con un ritmo muy notable y un interés documental apreciable. Las virtudes de la secuencia nocturna en los bajos del muelle vienen de la mano de la fotografía -de la que es responsable Harry Waxman, un clásico cuyo buen hacer ya conocía de filmes como "Sapphire" ("Crimen al atardecer", de Dearden) o "El Hombre de mimbre" de Hardy-, que acentúa el dramatismo de la situación manejando excelentemente escasos puntos de luz.

Bien acompañados por unos apreciables secundarios entre los que destacaría a Harcourt Williams interpretando al ebrio abogado, Pinkie y Rose caminan inevitablemente hacia su destino, y el cumplimiento del mismo es quizás lo mejor de una película que transita entre el amor y el pecado, o como parece sugerir, entre la ilusión y el castigo.
Quatermain80
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