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Voto de Maldito Bastardo:
7
6,2
154
Western. Comedia. Musical
Joe Kolaloca es el héroe, un pistolero abstemio, es decir, que se abstiene de consumir alcohol, y en su lugar toma limonada Kolaloca. El sobrio Joe llega a un pueblo donde los hombres toman whisky, pelean todo el tiempo, hacen apuestas y se baten a duelo. El dueño del bar y más tarde su hermano perdido son los villanos. A su llegada, Joe encuentra en el bar a un padre evangelista con su hija tratando de hacer que los ebrios pobladores ... [+]
30 de enero de 2011
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La fotografía es de color amarillo, como la limonada. Aunque tan rápido cambia a un rojo anaranjado (sangría) si toca cabaret, o al azul si la oscuridad cobra forma.
Oldrich Lipský, autor de “Happy End”, añade dosis de slapstick, con western y musical. Benny Hill y sus muñecos dese luego tenían precedentes como ese comercial de la Kolaloka…
El héroe es tan perfecto que cae mal hasta que saca juego con su lado pesetero y nazi: ¡aquí solo se bebe limonada! La chica mala quiere ser buena, la buena es una mojigata que no quiere ni un lametón hasta el casamiento y los malos son malísimos en plan Moriarti, maestro del disfraz.
Al final Oldrich se burla del genero con una resolución de culebrón melocromático: véase también “Miembro de oro” con Divine… Y con un previo de lo que sería “Final Feliz”. Coña absoluta lo de WhiskoIa (Trigger Whisky) y las imposiciones finales de los vencedores a los vencidos. Renunciar a los principios se convierte en el nuevo orden del consumismo e imperialismo capitalista que sonríe pero preserva sus intereses.
Ni spaghetti/sushi western, viva el chekopwestern.
Oldrich Lipský, autor de “Happy End”, añade dosis de slapstick, con western y musical. Benny Hill y sus muñecos dese luego tenían precedentes como ese comercial de la Kolaloka…
El héroe es tan perfecto que cae mal hasta que saca juego con su lado pesetero y nazi: ¡aquí solo se bebe limonada! La chica mala quiere ser buena, la buena es una mojigata que no quiere ni un lametón hasta el casamiento y los malos son malísimos en plan Moriarti, maestro del disfraz.
Al final Oldrich se burla del genero con una resolución de culebrón melocromático: véase también “Miembro de oro” con Divine… Y con un previo de lo que sería “Final Feliz”. Coña absoluta lo de WhiskoIa (Trigger Whisky) y las imposiciones finales de los vencedores a los vencidos. Renunciar a los principios se convierte en el nuevo orden del consumismo e imperialismo capitalista que sonríe pero preserva sus intereses.
Ni spaghetti/sushi western, viva el chekopwestern.