Ahora mismo el género policíaco únicamente puede sorprender a la audiencia, aparte de su calidad, desde su concepción en la estructura, estilo determinado y habitualmente novedoso o potencia extrema de sus personajes o protagonista. “Prime Suspect” es un remake de la exitosa miniserie con vocación de largometraje para televisión que protagonizó Helen Mirren y ahora la conversión se hace en un formato televisivo con 13 capítulos por temporada. No quiere tener una estructura a lo “The Wire” sino procedimental ni tampoco sorprender a los espectadores a lo “CSI”. Sin novedad en el frente queda como único reclamo su personaje: es una mujer a la que se le atribuye su ascenso después de mantener un romance con uno de sus superiores y que se encuentra en un ambiente nuevo, similar a una familia a la que no pertenece y, sobre todo, masculino a extremos humillantes para ella.

La presentación de un personaje fuerte es lo primordial. La seña que lo define. Aquí vemos la fortaleza de lucha contra la nicotina y el orden establecido. Placa y pistola en mano. Poder y fe en superponerse a cualquier tragedia y obstáculo. Los antagonistas de la protagonista no son sólo los peligrosos criminales con los que tiene que tratar sino sus propios compañeros de trabajo y tendrá que, mediante su empatía e ingenio, ganárselos para que la respeten. Así, tendrá que resolver los casos más difíciles desde su perspectiva mucho más incisiva y perceptiva. Aunque su estilo directo y pretendidamente grosero le queda mucho mejor, a nivel cómico y sorprendente, a su vida personal y de pareja.

Maria Bello tiene la suficiente presencia y fortaleza en pantalla para conseguir una pequeña legión de fans aunque se esconda en esas gafas de pasta gruesa, un sombrero y gabardina vintage y coleta rubia. Tiene gancho pero el problema es que hace que uno se fije más en el germen y ese “Principal sospechoso”, que arrasaba en los Emmy con Helen Mirren, que en la capacidad testicular de su nueva actriz.