[Lo que voy a escribir y está leyendo es sin acritud, odio ni ninguna deuda pendiente (c)ontra nada ni nadie. ¡Soy una buena persona!]

Este corto premiado con el Goya al Mejor cortometraje de ficción representa, en mi humilde y bastarda opinión, lo peor y más ruin de nuestro cine nacional. La cultura del comadreo, del amiguismo, del chocheo, de la baba, de la ficción televisiva familiar y sus peores tics. Parece que tener muchos cameos de renombre te da medio premio aunque tu corto sea un auténtico truño-lls. ¿Por quién creen que votaron los simpatizantes de Alberto San Juan, Antonio de la Torre o Raúl Arévalo? ¿O son fans de Globomedia, que parece autora del guión?

Observo la calidad y originalidad de los cortos que han rodado con pocos medios cada año en el Notodofilmfest y me sorprende ver subproductos rodados aparentemente con recursos y presupuesto como “El barco pirata” pero sin ninguna credibilidad. El argumento parece un descarte de un episodio de “Los Serrano” y las buenas intenciones quedan en el fango desde el primer diálogo.

Llamar a esto patético e inmundicia es hacerle un favor. ¡No pienso hacerlo! Lo que sí voy a hacer es poner una denuncia al defensor del menor por los abusos (capilares) terribles e incurables que ha sufrido el niño protagonista. Mucho comadreo pero poca peluquería... ¡Ese pelo-rabo de ese niño es pa' meter a todos los responsables en la cárcel! ¡No se puede salir a la (C)alle con esos pelos y menos aparecer en un (C)orto! ¡Qué vergüenza! ¡Qué bochorno! ¡Qué asco! ¡Pero qué asco! Como comerse un Roscón de Reyes rellenó de truño-lls.