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Estados Unidos Estados Unidos · Raccoon City
Voto de Maldito Bastardo:
7
Drama En compañía de su perra Lucy, Wendy se traslada a Alaska para desempeñar un nuevo y lucrativo trabajo en una fábrica de conservas de pescado. Todo va bien hasta que, al cruzar el estado de Oregón, su modesto Honda Accord de los 80 se avería y tiene que llevarlo a un taller. Sus recursos económicos son tan limitados que acaba robando en un supermercado una lata de comida para perros, pero es descubierta y llevada a comisaría. Cuando, a ... [+]
22 de abril de 2011
20 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Wendy y Lucy” llega como una extraña estrella fugaz en el panorama independiente americano y la firma Kelly Reichardt que ya había sorprendido con la interesante “Old Joy”. Pero lo sumamente interesante es el drama que construye la directora con elementos tan aparentemente insustanciales fuera de su contexto. Una avería de un coche, robar una lata de comida para perros, la desaparición de su perro, sentirse extraña y alienígena en un mundo que es monótono y sumamente simplista. Esos elementos dramáticos, al igual que alcanzaba Vittorio de Sica en “Ladrón de bicicletas”, son aparentemente inocuos pero Reichardt consigue convertirlos en un arma aterradora y espeluznante, tan cercana como un mismísimo puñal en nuestro cuello.

Esta es una película de sacrificios y separación y así lo demuestra su arranque con dos personajes que se separan y buscan nuevas compañías. Una canción tarareada de fondo que se evapora. Lucy, la perra de Wendy, se esfuma y desaparece para unirse con unos indigentes apostillados alrededor en una gran hoguera cerca las vías de un tren. El sonido de los trenes anula sus voces porque no la tienen en nuestra sociedad civilizada. Lucy los observa en la distancia como si temiese el siguiente paso que debe dar. Ese terrible paso hacía un mundo tangible pero alejado por los sueños a los que aspira: el viejo drama caduco de ser estrella de Hollywood ha quedado relegado a trabajar en Alaska en una fábrica de conservas. Las fórmulas pasadas han dejado de funcionar porque tal vez ya nadie se cree esos sueños. “Wendy y Lucy” nos recuerda que a través de los elementos minimalistas también se puede construir grandes historias dramáticas.

Un destino y un sueño pero con demasiadas losas que la acercan a una realidad básica y alejada de la nuestra. Un simple llamada con un móvil de un tercero es considerado como un gesto de gratitud inconmensurable, cada dólar parecen mil y cada traba en el camino una nueva piedra a nuestro cuello como en el de Michelle Williams. Corte de pelo a lo garçon y nana introductoria y final. Nuevas siglas de las heroínas alejadas de Lara Croft y Juana de Arco. Aquí la supervivencia es el día al día en un viaje desconocido para evitar vagar sin techo ni ley.
Maldito Bastardo
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