Había ansiedad de novedades y que se reflejara ese entusiasmo creativo cultural, a pesar de las limitaciones materiales evidentes del programa.

La imagen de Paloma Chamorro ya era una declaración transgresora de intenciones, su forma coloquial y rupturista de plantear las entrevistas para que los entrevistados dijeran cualquier barbaridad, cualquier excentricidad surrealista, y cuantas más mejor.
Ahora con la nostalgia como ácido ardiendo sobre óxido todo parece mejor, pero lo que sí había eran ganas de vivir y crear cosas radicalmente novedosas y vitalistas, había otra actitud ante la vida con menos ego, con más reivindicaciones de justicia y creatividad, con muchas ganas de ser moderno y de escuchar cosas nuevas.

Hoy desde años con la medición inmediata de audiencias, con el autotune solo se va a por las formas machacadas de éxito en los programas musicales y apenas hay espacio para la originalidad y la transgresión, solo se busca el éxito masivo.

Fueron muchos músicos de la esfera internacional y otros muchos invitados de entonces ya son personajes icónicos de la música pop españoles. No ha vuelto a haber un programa tan transgresor.