Esta película trata sobre los sueños y proyectos de una joven pareja en el contexto de la depresión de los años 30, sobre sus modestas preocupaciones en el que el mutuo amor es su único sostén y hacia la cual se articulan secundariamente dos líneas argumentales familiares: el cursi egoísmo de la madre del novio y el adulterio de la madre de la novia. Pequeño drama de corte familiar, beneficiado por unas interpretaciones muy comedidas, no se encuentra entre las cumbres de este maravilloso director llamado Franz Borzage pero es una buena, por momentos muy buena, película sobre el poder del amor y el azar frente a las adversidades. Con unas ligerísimas gotas de humor Borzage sabe exponer con sensibilidad los desvelos de las vidas modestas, sin historia, y lo expone sin complacencias sentimentales ni melodramáticas, con una inusual madurez en el tratamiento de los temas, sin el simplismo característico de los años 30, especialmente desde la imposición del rígido código de censura Hays (1934). Las escenas amorosas de la pareja están rodadas con enorme calidez y romanticismo –marca de la casa-, con una complicidad y afecto entre los amantes como pocos directores han sabido plasmar en la pantalla. Buena.