El gran error que comete esta nueva versión de La Pantera Rosa es el mismo que cometieron sus predecesoras tras la muerte de Peter Sellers, convertir la franquicia en un producto familiar. Así pues, nos encontramos con un inspector Closeau, ya no incompetente, sino rematadamente tonto, alguien que más bien parece un niño en el cuerpo de un adulto que aquel hombre serio y varonil cegado por su soberbia que contrastaba por su desastroso y torpe proceder.

Es penoso el resultado que se obtiene al comparar a Steve Martin y a Peter Sellers, pero lo verdaderamente triste es comprobar como el cómico norteamericano no parece pretender acercarse al trabajo de su predecesor, decisión valiente por su parte, pero fallida, pues Martin tiende a desatarse con mucha facilidad y no siempre funciona. Vuelvo a reincidir, por otra parte, en que el doblaje que se le hace al cómico no le hace justicia y aunque la película gane algo en versión original no es suficiente como para llegar a ser aceptable, porque si por un lado tiene algunos gags bastante divertidos, por otro tiene momentos verdaderamente vergonzosos y, lamentablemente, estos últimos son en mayor número.

Otro detalle triste de esta nueva versión es Kevin Kline como el comisario Dreyfuss, dandome la sensación de que este actor si hubiese sido una buena elección para encarnar al personaje principal, siendo esto una constante molestia para mi durante toda la película, a ello le añado el insignificante personaje al que da vida un limitadísimo Jean Reno y la horrenda participación de Beyoncé Knowles que por si fuera poco, también se encarga de algunos temas musicales; tan sólo salvo en este apartado al inocentón personaje interpretado por Emily Mortimer, aunque este no termine de destacar por la presencia del inefable Closeau y el gendarme Pontón (Reno) un personaje que tampoco es que tenga muchas luces; demasiados tontos se dan cita aquí.

Y hablando de tontos, no puedo terminar mi crítica sin hacer mención al cateto que se esconde detrás de la cámara, Shawn Levy, pues su versión panteril no convenció a los productores y decidieron dar sus retoques de rigor encaminando el film al terreno de lo familiar; y es que parece ser que la cosa aún pudo ser peor.

Si algo bueno tiene la película, son sin duda sus títulos de crédito iniciales, con unos dibujos animados bastante más divertidos que los personajes reales, acorde con el insustituible tema de Henry Mancini y las tremendas ganas que le dejan a uno de volver a reencontrarse con el verdadero inspector Closeau, porque ni Blake Edwards supo encontrarle cuando este se fue, ni Steve Martin a querido buscarlo; y es que, visto lo visto, Closeau sólo ha habido y habrá uno: Peter Sellers.