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Voto de Archilupo:
7
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Intriga. Terror
Una carta que hace sospechar que una joven desaparecida ha sido asesinada lleva al sargento Howie de Scotland Yard hasta Summerisle, una isla en la costa de Inglaterra. Allí el inspector se entera de que hay una especie de culto pagano, y conoce a Lord Summerisle, el líder religioso de la isla... (FILMAFFINITY)
28 de febrero de 2008
70 de 91 usuarios han encontrado esta crítica útil
La aparente narración de un caso policial simple se va cargando de tensas connotaciones teológicas, mediante dos toques de etnología y unas pocas alusiones al antiguo culto solar (reforzadas con música de aire celta).
Uno de los primeros diálogos ya da la pauta: un oficial de Policía regresa de viaje y pregunta a un subordinado si durante su ausencia ha habido algún problema serio. "Lo de costumbre: violación, sodomía, sacrilegio, ya se sabe...", es la respuesta.
Una carta anónima pide al oficial (Woodward) ocuparse de la desaparición de una niña en una isla escocesa. Allí se desplaza en hidroavioneta, y su investigación se va convirtiendo en un episodio de la confrontación ancestral entre las paganas religiones campesinas y un cristianismo impuesto a menudo por vía inquisitorial. Siglos de historia europea al fondo.
Con estilo seco, espartano y siniestro, muy a la manera del Polanski que define el modus operandi del mal, el hormigueo del terror crece cuando se adivina la inminencia de un sacrificio ritual, para garantizar las cosechas.
El sorprendente giro final (cuyo contenido aquí no se anticipa) cambia el signo de todos los datos, digno de un Wilder malévolo.
La trabajada interpretación de Woodward, las magnéticas apariciones de Christopher Lee y la generosa desnudez de Britt Eckland, o su doble de cuerpo, contribuyen a redondear una película singular, cruel y recomendable.
Uno de los primeros diálogos ya da la pauta: un oficial de Policía regresa de viaje y pregunta a un subordinado si durante su ausencia ha habido algún problema serio. "Lo de costumbre: violación, sodomía, sacrilegio, ya se sabe...", es la respuesta.
Una carta anónima pide al oficial (Woodward) ocuparse de la desaparición de una niña en una isla escocesa. Allí se desplaza en hidroavioneta, y su investigación se va convirtiendo en un episodio de la confrontación ancestral entre las paganas religiones campesinas y un cristianismo impuesto a menudo por vía inquisitorial. Siglos de historia europea al fondo.
Con estilo seco, espartano y siniestro, muy a la manera del Polanski que define el modus operandi del mal, el hormigueo del terror crece cuando se adivina la inminencia de un sacrificio ritual, para garantizar las cosechas.
El sorprendente giro final (cuyo contenido aquí no se anticipa) cambia el signo de todos los datos, digno de un Wilder malévolo.
La trabajada interpretación de Woodward, las magnéticas apariciones de Christopher Lee y la generosa desnudez de Britt Eckland, o su doble de cuerpo, contribuyen a redondear una película singular, cruel y recomendable.