El viejo Ben, anciano apacible, amigo de Jenny, una divertida niña maltratada por su madre, no es lo que aparenta.

Historia fallida, alambicada, algo tediosa, que aspira a convertirse en un cuento Disney, combinando la ciencia ficción y la fantasía, y que se queda a medio camino. Un guion con demasiados giros y una dirección apática asolan a unos personajes sin atractivo.

Charles Beaumont quiso alejarse del tono tétrico de la mayoría de sus guiones, sustituyéndolo por una atmósfera alegre e imaginativa. Incorporó elementos de su propia vida: reconoció haber sufrido abusos de su madre cuando niño, época en la que pasó casi un año inmovilizado por causa de una meningitis. El resultado dista mucho de sus mejores creaciones.