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Voto de Néstor Juez:
7
6,6
4.376
Drama. Romance
Vir (30) y Lluís (32) hace solo un año que salen juntos, cuando descubren que están “embarazados”. Durante 9 meses, seguiremos la aventura de esta joven pareja barcelonesa, el giro enorme que dará su vida, sus miedos, alegrías, sus expectativas y las realidades que, durante su embarazo, crecen ante ellos, intentando aprender a ser tres cuando ni siquiera habían tenido tiempo de aprender a ser dos. Utilizando el embarazo real de la ... [+]
26 de junio de 2019
19 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Así como otros países como Francia, Corea del sur o Estados Unidos devoran con pasión y compromiso su propia producción cinematográfica, es sabido por todos que los españoles no vemos nuestro cine. Es tanto así que muchas de nuestras películas son más vistas fuera que dentro, y encontramos varios casos de películas que arrasan en Netflix en el extranjero tras haber pasado por nuestras pantallas sin pena ni gloria. Y si las superproducciones comerciales de los grandes estudios televisivos logran cierta taquilla, el numeroso y aplaudido cine de autor español está condenado al ostracismo. Ostracismo al que también ha contribuido, mal que me pese, un servidor. Pero nunca es tarde para superar los prejuicios y revertir este hábito, y es un placer contribuir a la obligación periodística de difundir y analizar nuestro mejor cine independiente. Y qué mejor que empezar con una película de un director consagrado entre la crítica, y que mejor que con una película ganadora del premio a Mejor Película en el último Festival de Cine Iberoamericano de Málaga. Él es Carlos Marqués – Marcet, y el filme es Les dies qui vindran. Una película pequeña e íntima que mis conocidos esperaban con entusiasmo y la crítica alababa. Largometraje al que me aproximé con la mirada limpia, libre de lastres de expectativas, referencias, influencias o prejuicios. Y aún sin ser maravillado ni fascinado, sí que disfruté de una buena película que me siento confiado para recomendar. Un drama naturalista cercano al documental con corazón, grandes interpretaciones y sensibilidad. Gestación y relación puesta a prueba que no hace nada particularmente interesante con su relato pero que lo narra con mucho tacto.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
En Barcelona viven juntos Vir y Lluis (David Verdaguer y María Rodriguez Soto, pareja en la vida real), dos treintañeros que apenas hace un año que están juntos. De manera inesperada, ella se queda embarazada. Sin embargo, deciden tenerlo, y durante un intervalo de nueve meses les acompañaremos durante la gestación, la cual supondrá un desafío para su vida laboral y sentimental y cambiará para siempre el mundo que les rodea y su manera de verlo. Una película de un embarazo, una historia de una pareja superando su aventura más difícil y a la vez la más bonita. Un filme reflejo de la realidad de su equipo creativo, pues los actores experimentaban dicho embarazo en la vida real. De modo que la película se ideó y ejecutó de una manera extremadamente eficiente, ajustándose a los tempos que marcaba el embarazo, dando prioridad a la naturalidad y cercanía de las emociones de la experiencia. En última instancia, una versión profesionalizada y pasada por filtros artísticos de las clásicas grabaciones caseras familiares (conteniendo el metraje imágenes de esta índole, que refrescan y elevan el resultado final). Una película familiar con la que se ha creado trabajo, ganado premios y desgravado en hacienda. Pero es imposible no seguir el visionado implicado gracias a la sensibilidad y cariño con la que está todo realizado. Grandes interpretaciones, acertado sentido del humor y un uso de canciones populares que matiza y da entidad a los momentos más emotivos.
Por mucho que podamos llegar a empatizar con los protagonistas y su viaje, este no deja de ser un día a día común y trivial, sin elementos diferenciadores en los personajes o sus arcos o contextos que los distancien de la más pura cotidianidad. Y aún siendo marcadamente eficiente e incuestionable, no hay tampoco nada particularmente creativo o sugerente en la puesta en escena que doten de interés a la película. El grado de simpatía que produzcan los imágenes, y la conexión que cada espectador establezco con lo presentado, son fundamentales para el mayor o menor grado de éxito que la película tenga en cada uno. La manera en la que la película introduce las desavenencias entre los enamorados se siente forzada por estereotípica, y tras la primera media hora el filme pierde gran parte de su interés hasta la estupenda parte del parto. Película tierna y sentida, con personalidad, pero lo suficientemente mundana como para que sea una gran película.
Íntima, compleja y optimista, Els dies qui vindran es cine que mira al día a día con afecto y honestidad. Costumbrismo que congratula.
Por mucho que podamos llegar a empatizar con los protagonistas y su viaje, este no deja de ser un día a día común y trivial, sin elementos diferenciadores en los personajes o sus arcos o contextos que los distancien de la más pura cotidianidad. Y aún siendo marcadamente eficiente e incuestionable, no hay tampoco nada particularmente creativo o sugerente en la puesta en escena que doten de interés a la película. El grado de simpatía que produzcan los imágenes, y la conexión que cada espectador establezco con lo presentado, son fundamentales para el mayor o menor grado de éxito que la película tenga en cada uno. La manera en la que la película introduce las desavenencias entre los enamorados se siente forzada por estereotípica, y tras la primera media hora el filme pierde gran parte de su interés hasta la estupenda parte del parto. Película tierna y sentida, con personalidad, pero lo suficientemente mundana como para que sea una gran película.
Íntima, compleja y optimista, Els dies qui vindran es cine que mira al día a día con afecto y honestidad. Costumbrismo que congratula.