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España España · Ferrol
Voto de Sahar:
4
Ciencia ficción. Acción. Thriller Tras la caída de las instituciones mundiales más importantes, la humanidad vive en un estado de anarquía total. El aventurero y mercenario Hugo Cornelius Toorop recibe la misión de escoltar a una bella joven desde un remoto convento de Rusia hasta Nueva York. Cuanto más se acerca a su destino, más grande es su sospecha de que lo que debe proteger no es solo una simple muchacha. (FILMAFFINITY)
1 de octubre de 2008
30 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
El actor y director francés Mathieu Kassovitz, de una filmografía de progresiva “americanización” (“El odio”, “Los ríos de color púrpura”, “Gothika”), nos ofrece un film futurista que pretende emular a la reciente “Hijos de los hombres” y, en menor medida, a la más lejana en el tiempo “Blade Runner”: de la película de Cuarón imita el propio nudo argumental (la escolta de un ser especial), su arenosa textura visual, su simbolismo religioso, y el carácter realista dentro de la ciencia-ficción; del film de Ridley Scott extrae el tema de la creación de personas por procedimientos no naturales, y algunas ideas de puesta en escena como la representación de Nueva York en el último acto de la peripecia.

Naturalmente también hay diferencias, y ahí es donde Kassovitz naufraga: “Babylon” carece de la enjundia política de “Hijos de los hombres”, y de la profundidad psicológica de “Blade Runner”.
Además resulta algo confusa en su devenir, atropellada en las secuencias de acción, y torpe en las escenas de multitudes: Kassovitz debería aprender de su compatriota Jean-Paul Rappeneau, que sí sabe cómo hacer un inteligente uso del caos y del tumulto (véase “Bon voyage”).
En su descargo, es bastante probable que la parte de co-producción americana, y la presencia del influyente héroe de acción juvenil Vin Diesel, hayan incidido en el resultado final más bien pobre, de manera que las presiones no hayan permitido al director ser demasiado “autor”.

En este sentido, tal vez con unas mayores dosis de violencia explícita o de morbosidad sexual (intuyo que en algunas escenas el director pisó o le hicieron pisar el freno) la película habría quedado mejor y sería menos “producto yanqui”.

Teniendo en cuenta que no es una película para el lucimiento de los actores, cabe destacar la cautivadora presencia de la bella francesita Mélanie Thierry como “Virgen María” del futuro, y la escalofriante mirada de Charlotte Rampling como suma sacerdotisa de esa orden religiosa a la que, en ese caótico mañana, ya sólo le queda la “demostración” de los milagros para reavivar la fe en Dios, tan muerto y acabado como el mundo tal y como lo conocíamos.
Sahar
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