Hace tiempo escribí un comentario sobre esta película, cuando todavía vivían José Luis López Vázquez y Manuel Alexandre. Ahora ya no queda ninguno vivo. Todos están, efectivamente, Fuera de Juego, y esto lo digo con respeto y desde el cariño, ya que todos amaban la comedia negra.

De López Vázquez ya me despedí en su día, así que hoy quiero despedirme de mi querido Alexandre. Don Manuel. Porque a usted sí que le quería, como se quiere a alguien cercano, como se quiere a algo tuyo. Usted era así, no bastaba con admirarle, había que quererle. Sólo crucé con usted cuatro palabras, sencillas: “Buenos días, Don Manuel” a lo que me respondió con esa alegría suya, con su despierta sonrisa y su pícaro brillo en los ojos. Hoy quiero despedirme, así que “Buenas noches, Don Manuel”. Vaya usted sin pena, que a donde va se va a encontrar con un montón de amigos, y aquí le vamos a seguir queriendo igual, como si no se hubiese marchado. Buen viaje, de Madrid al cielo.

Respecto a la peli… retomo mi anterior comentario:

Ésta es la película más flojita que le conozco a Fernán-Gómez director.

Los habitantes de una residencia de ancianos, cuya única ilusión en la vida es el fútbol, preparan un atraco a una sucursal bancaria para poder comprar equipaciones a los chavales del colegio de huérfanos de al lado. Todo muy tierno y entrañable.

Es una comedia absolutamente DEPRIMENTE. Aunque no sea ésto culpa enteramente de la cinta en sí tanto como de factores ajenos a ella. ¿Que qué factores? Pues imaginad... los protas son 6 entrañables ancianitos, de los cuales, hoy en día no queda ninguno vivo.

Ya los créditos empiezan chungo... en memoria de Luis Escobar.

Esta película recuerda por momentos bastante a Atraco a las tres, sólo que ya quisiera ésta parecerse más a aquella.

Y además, reconozco que hasta me ha hecho saltar las lágrimas... eso no debería hacértelo una comedia… y no es que el momento en sí sea especialmente ñoño, es que es tristísimo, deprimente. Lo explico abajo.

Recomendada para algún nostálgico que quiera pasar un mal rato, o que, como yo, no pueda evitar sucumbir al director y el reparto.