2012 es uno de los tantos proyectos proféticos -frustrados- de poner fecha al fin del mundo, en este caso de acuerdo a la cosmología maya. Evoca este hito la película, con la diferencia de que en esta historia ficticia se produce la irrupción de numerosos fenómenos climáticos concomitantes que determinan un apocalipsis, desde una zigzagueante grieta hasta la eclosión de chorros ígneos que manan del interior de la Tierra. La idea será tratar de sobrevivir, naturalmente, y -de manera eventual- refundar la humanidad en algún sitio apropiado. Para eso se construirán unas arcas (cualquier recuerdo de la nave homónima de Noé, no es mera coincidencia, supongo). Pero esto abre un abanico -y creo que es uno de los créditos del film- de dilemas morales: por ejemplo, cuando algunos cuestionan el hecho de que los obreros que construyen las arcas en su condición de proletarios no podrán hacer uso de las mismas por limitaciones espaciales, alguien espeta que si quieren, cedan ellos sus lugares. Se ven las distintas reacciones, gente que prefiere quedar rezando antes de huir, la posibilidad o no de ampliar el número de pasajeros, etcétera. Por eso creo que la película aborda cuestiones de filosofía ética bastante dignas de análisis, a más de los efectos especiales que se destacan. Algo más de 7.