Interesante largometraje dirigido por "Sandro de América".

La historia se centra en la relación entre Roberto ("Sandro") y Susana (Giménez), dos profesionales del mundo artístico que se unen, pese a sus notables disgustos mutuos, para dar vida a un film musical romántico. En medio de ambos está el niño apodado "Jefe pulga" (Marcelo Marcote), hijo de Roberto.

En su primera película como director, además de ser guionista de la misma junto con el escritor Jorge Falcón -no confundir con el cantor de tangos-, Sandro demuestra haber sido un aprendiz de los directores con los que le tocó trabajar en el pasado. No obtuvo el éxito de Clint Eastwood, caso famoso de aprendiz que alcanza la estatura de su maestro (Sergio Leone), claro está, pero la experiencia resulta curiosa por varios motivos. Aquí, se entremezclan elementos hollywoodenses con ingredientes intimistas propios del cine europeo, particularmente del cine francés. El público que asistió a las salas, en aquel momento, no terminó gustando del resultado que cosecha el experimento.

Por otro lado, lo que a mi modo de ver le faltó a esta cinta fue profundidad en el argumento y más naturalidad en los diálogos. Para finalizar, no se puede negar que el apartado visual es cautivador: la iluminación, los colores empleados, el vestuario, los escenarios. Técnicamente, la película está bien hecha.