No la veas, no merece la pena.

Así podría haberse llamado esta película, que dura apenas una hora y cuarto, y que se hace eterna. Un conjunto de sketches, sin sentido ni gracia alguna, que nos muestran un batiburrillo de personajes, que son totalmente inconexos entre si y entre la "historia" que narra el filme. Y es ahí precisamente donde reside el problema, NO HAY historia, no hay un guion solido. No hay un motivo ni una dirección concreta. No ves un fin ni una salida. El espectador nunca va a saber hacia donde va la cinta, ni lo que pretende. Porque ni su director ni sus guionistas sabían lo que estaban haciendo.

Es como cuando un sábado de resaca te quedabas en casa y ponías noche de fiesta, esta película es exactamente lo mismo un conjunto de energúmenos sin gracia alguna, que aparecen porque si, y que no sabes porque narices estas viendo este desastre. Conclusión: No hay nada que sostenga esto.

Ni siquiera los bellezones que son Marion Cotillard y Mélanie Laurent, las cuales están desaprovechadisimas, son capaces de llamar tu atención y no hacerte caer en las somniferas garras de este cloroformo franco-belga.

Muy triste, lo dicho: NO la veáis. De nada.