En un mundo mágico hubiese sido fácil justificar el cambio de actores (Jonny Deep - Mads Mikkelsen). Pues no se hizo. ¿Por qué? Nunca lo sabremos.

El obscurial deja de tener interés para el guionista, y lo relega a un tercer puesto. (Nos hemos pegado dos películas persiguiendo un bicho que no nos interesa, GRACIAS) Nadie sabe por qué era tan importante ni lo que iba a hacer. Supuestamente matar a Dumbledore, pero acaba en lo que parece una historia secundaria dentro de la familia de los Dumbledore. Mala jugada porque no sale bien y deja un sabor caótico. La intervención final es patética y sin sentido.

Dumbledore, característico por su solemnidas, su elegancia y un aura de secretismo, ahora es el tio más gay del mundo, muy pero que muy abiertamente gay. Pero no os preocupéis que ese no es el secreto de la película. El problema no es que sea gay o no, el problema es que el personaje no mantiene relación con el Albus Dumbledore que todos conocemos.

El secreto tan anelado de la película es que la hermana muerta de Albus fue también una obscurial. Un secreto sin ninguna transcendencia para la película. Un secreto que pasá sin pena ni gloria.

¿Alemania? Todo el argumento de los malotes de la peli gira en torno (otra vez) a que hay que machacar a los muggles. Una versión del nazismo pero a lo Magia Borrás. Nada nuevo en el horizonte: Voldemort 2.0 Una falta a la creatividad. El caso es que como son nazis tenía que salir el ministerio alemán siendo tomado por los nazis. No esperes demasiada justificación. Sucede y punto.

Tina desaparece. La verás un minuto de película. Otra línea corrida que el guión intenta arreglar con un: "está muy ocupada". Y tú, incrédulo y con cara de melón, quedas esperando toda la película a ver cuando Tina se desocupa.

Linea argumentativa: El malo es absuelto de sus crímenes de malo (tampoco explican por qué). El malo se presenta para alcalde del mundo mágico. Supuestamente va a ganar porque son elecciones democráticas (después de Voldemort 2.0 viene las elecciones alemanas de Hitler 2.0) y van a ganar los malos. Pero al final no son elecciones (OLVIDATE DE LAS ELECCIONES), sino una especie de ciervo que se inclina ante una persona honesta y sin maldad. En fin... Para colmo el espectador lo único que espera es que el ciervo se incline ante el Sr Kowalski, pero decepciona hasta en ese punto.
Podría seguir, pero escribir una reseña de esta película también aburre.