Primera vez que veo que la traducción erronea de un título aporta.

El clímax final es horroroso, pero hasta ese momento la película se ve bien, con simpatía y hasta agrado. Incluso había momentos en los lograba generar tensión y las ratas estaban teniendo una presencia prudente y dosificada, sin que la cosa pareciera un disparate desde el minuto uno. También decir que exceptuando la por su insondable cutrez inefable, secuencia final, las ratas parecían de verdad el resto del tiempo. Seré yo que inicialmente estaba usando esta película como somnífero, puesta de fondo, para terminarla viendo entera a conciencia, pero apostaría a que esos animales eran reales,, no la animación digital que se usa hoy para este tipo de producciones.

La peli es insistente en su tema, pero te lo va inculcando de forma sutil. Hasta el punto de que poco a poco va naciendo en el espectador un sentimiento de que está desperdiciando su vida en su puesto de trabajo actual y que lo mejor que puede hacer es presentar mañana mismo su inmediata dimisión e incorporarse a formar parte de este valeroso cuerpo de élite, el de los exterminadores de ratas. En la vida no hay nada más, otros temas de conversación son residuales o insignificantes en comparación, entregar tu vida a esa noble y santa causa es la mejor decisión que se puede tomar. Por no hablar de que las mejores parejas, solo se pueden formar al compartir una misma forma de entender la vida, que es la de priorizar frente a todo el exterminio de ratas.

El cartel mola, pero es publicidad engañosa. Las ratas no tienen esos ojos rojos diabólicos, sino normales. En el fondo, los responsables de esto son unos cachondos mentales. Para prueba de ello, un diálogo:

- Necesito hablar con Susan Costell.
- Soy yo.
- Yo soy Jack Carver.
- Ah, el... El...
- Sí, soy yo. ¿Esperaba a un tipo con camisa amarilla y una rata en la espalda?
- Pues, sí, algo así. Pero le agradezco la discrección.
- Es marca de la casa.