Película de culto en su país de origen, bebe del cine mudo y los gags visuales hallan su inspiración en películas de Charles Chaplin y los hermanos Marx. Eso es lo mejor que tiene esta cinta, lo cual se concentra principalmente en la primera parte, muy animada y simpática. No obstante visualizar la segunda inspira auténtica incomodidad de lo absurda que resulta, una estupidez de lo más neurótica que recuerda en su esencia al cine de destape más cochambroso, no por el tema de enseñar carne sino en la forma de comportarse de los personajes. La tercera parte trata de un plan bastante tonto y aunque no es tan horrible como el episodio anterior, dista mucho de ser sobresaliente. El humor es bastante absurdo, en ocasiones parece más propio de dibujos infantiles y algunos gags se ven venir de lejos. Es cine para el pueblo, popular, emblema de una época, con el que simpatizo en bastantes conceptos, este no fue el caso.